27 dic 2017

Una mirada transfronteriza

A propósito del lanzamiento de “Cruzando fronteras” de Sylvia Marcos*

En la primera versión de la Feria Internacional del Libro de Valparaíso (FILVA) tuvo lugar el lanzamiento de “Cruzando Fronteras: mujeres indígenas y feminismos abajo y a la izquierda” de Sylvia Marcos, a una semana del realizado en el Barrio Yungay (Santiago), durante el Yo me Libro de las Fronteras.


Del mismo modo que en el Barrio Yungay, la mesa de presentación fue conformada únicamente por compañeras. En este caso contamos con Dana Sepúlveda y Patricia López Pereira, ambas pertenecientes a Quimantú y a la Escuela Pública Comunitaria de Las Cañas/Las Huaitecas, así como también con Alejandra Milena**, ilustradora del libro, y por último, con la lamngen Marjorie Huaiqui, mapuche, madre, poetiza y profesora de Historia y Geografía.

La jornada comenzó con una anécdota. Horas antes, una señora que había asistido la FILVA, a propósito del libro de Sylvia Marcos, consultó a quienes se encontraban en el puesto de venta de Quimantú, cómo era posible convocar a las mujeres a “realizar su propia revolución”, y del mismo modo, por qué debían los hombres atenerse a esta, reconstruyéndose de paso, pues según ella, “el machismo era culpa de las mujeres”.

Sabemos que esta situación, más allá de ser una mera anécdota, es una lectura común en los espacios sociales donde nos relacionamos, inclusive en aquellos en donde nos organizamos. Del mismo modo, estamos al corriente de que la concepción de la asistente anteriormente expuesta, forma parte de todo un imaginario fuertemente arraigado en las sociedades contemporáneas, el cual no será fácil erradicar. Las propias experiencias feministas dan cuenta de ello. Con todo, puede que para quienes comúnmente desarrollamos nuestra vida en los suburbios, surja una interrogante: 

¿Por qué acercarnos al feminismo indígena trazado por Sylvia Marcos?

Para empezar, concebir solamente el planteamiento del feminismo indígena es simplificar mucho. En primer lugar, porque Sylvia no aborda tan sólo la experiencia de un pueblo indígena, sino la de decenas de éstas. A saber, en el Primer Congreso Nacional de Mujeres indígenas —en donde participó Sylvia y reunió parte de las citas presentes en el libro—, las congresistas provenían de comunidades tzotziles, tzeltales, tojolabales, zapotecas, por tan sólo citar algunas. 

Además, por el contrario de lo que podríamos suponer, tampoco estudia exclusivamente las pertenecientes o relacionadas de algún modo al movimiento zapatista, puesto que también presenta análisis y testimonios de experiencias —lejanas en principio— de países  tales como Irán, Turquía, lugares como el Neguev de las beduinas o territorios como Jerusalén, esto es, Palestina e Israel.

Es preciso señalar también, como aclara Sylvia, que el libro consta de tres partes. La primera parte alberga sus últimas producciones teóricas, las que por cierto se alejan del formato académico, pues “toda teoría redonda, cerrada, se desmorona ante el primer viento de realidad” como bien sostiene el Subcomandante Insurgente Galeano, aludido por la misma autora. La segunda parte es un conjunto de sistematizaciones, abundantes en citas y referencias. La tercera parte es una suerte de crónica de diversos encuentros con mujeres en resistencia del Medio Oriente, conforme señalamos anteriormente.

Para la autora, “[Cruzando fronteras] es un libro hecho de retazos de insurrección en diferentes ámbitos. Sí, sobre las mujeres; sí, sobre las indígenas; sí, sobre las cosmologías otras; sí, sobre mis andares por el mundo conociendo y re-conociendo experiencias de vida y rebeldía semejantes a las mías, a las de las zapatistas, de las feministas, de las académicas comprometidas con la creación de sociedades justas, sí, pero no en abstracto sino enlazadas y enfocadas desde otro lugar”.

A propósito de las cosmologías otras, cabe comentar que durante la presentación, se sostuvo que la espiritualidad no era sino otra forma de defensa ante los Estados que se suponen laicos, pero que no dudan en demostrar sus fundamentalismos a la hora de legislar sobre el aborto, por citar tan sólo un caso. Ahora bien, también se precisó lo fundamental de realizar tal espiritualidad por fuera de los esencialismos que frecuenta la lectura de las realidades indígenas, esto es, efectuarla críticamente. Ya que como fue manifestado, en lo que respecta al pueblo mapuche, no se puede hacer la vista gorda ante la baja participación de sus mujeres en el ámbito político, ya sea en un rol dirigente o de demandante en la agenda política, por ejemplo. Esto sin obviar la importante contribución de las machis a la espiritualidad —cabe subrayar que esta no es su única función— de las comunidades mapuche, lo mismo que en algunos sectores del pueblo chileno, según quedó demostrado en las diversas jornadas solidarias por Francisca Linconao realizadas a lo largo del país.

Son estas últimas las que demuestran de manera concreta el valor de abordar el feminismo desde una perspectiva de lucha “transfronteriza”, al decir de Sylvia, sobre todo si cobramos conciencia de las distintas arenas que nos ofrece la globalización desde abajo, con toda la posibilidad de apoyos mutuos que éstas nos permiten.


Por otro lado, vale la pena referirse a dos intervenciones hechas durante el diálogo. 

Primero, al testimonio que relataba como una mujer de izquierda, se veía forzada a dejar en su hogar a otra mujer —indígena por cierto— de empleada doméstica, mientras se dedicaba a su vida pública, la misma en donde trataba cuestiones referentes a la política, y paradójicamente, a la emancipación de la mujer.

Segundo, a una demanda de instrucción en torno al feminismo realizada por hombres asistentes. Al respecto, consideramos que hasta cierto punto, la orientación femenina es más que un aliciente y los espacios de diálogo son indispensables. Pero sin embargo, el tema de fondo en este caso, es asumir la necesidad de nuestra autoformación al respecto. Existe una necesidad profundamente política en ello, y por cierto, urgente, en abrir aquellos “puentes”, al decir de Sylvia, que aunque inestables, nos produzcan vértigo y a veces temor, nos permitan imaginar una vida nueva, otro camino y otro mundo con nuestras compañeras.

Por último, creemos importante mencionar que el lanzamiento de “Cruzando fronteras” supuso no sólo un debate de ideas, sino que análogamente y de forma espontánea, fue un espacio de naciente sororidad, en donde presentadoras y asistentes pudieron entregarse amor, alegría y complicidad, algo que a pesar de lo breve fue igualmente significativo, si tomamos en cuenta la aguda violencia de un sistema que cada día cobra más vidas de mujeres, asesinadas o torturadas por el mero hecho de serlo. 

A decir verdad, para Quimantú, la sola posibilidad de facilitar instancias fraternas como la anteriormente expuesta, le otorga un especial sentido a la publicación de libros, sino es que en resumidas cuentas, se admite como uno de los motivos fundamentales de su existencia como editorial.

* Sylvia Marcos es una comprometida investigadora feminista, editora y compañera de la Sexta Internacional del EZLN, autora de números artículos, investigaciones y libros, entre los que se encuentran “Diálogo y diferencia: retos feministas a la globalización” (2008), “Mujeres indígenas, rebeldes zapatistas” (2012), “Senti-pensar el género” (2013, junto a Georgina Méndez, Xuno López Intzin y Carmen Osorio) y “Mujeres indígenas y cosmovisión descolonial” (2014), entre otros. 

** Las ilustraciones presentes en el artículo corresponden a la autoría de Alejandra Milena.


Por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo

13 dic 2017

“Yo me Libro” celebra nueva versión este sábado

Este 16 de diciembre tendrá lugar el “Yo me Libro de las Fronteras”, 14ª versión de una feria popular y autogestionada que agrupará a diversos colectivos, vinculados principalmente al ámbito editorial, la cultura y la organización popular, y que en esta ocasión contará con una olla común, pasacalle, talleres para toda la familia, diversos lanzamientos, música, un conversatorio, la proyección de un documental así como algunas intervenciones artísticas.  

Afiche del “Yo me Libro de las Fronteras”, 14ª versión de esta feria popular.

La jornada comenzará con un pasacalle a cargo de Chiquitunkus, una agrupación de danza tinku compuesta principalmente por niñas, surgida en el 2014 desde los Talleres Libres Veintiséis de Enero, ubicados en la Población La Bandera.

Más tarde se dará inicio a los talleres. El primero será el taller de Encuadernación Japonesa y Rústica a cargo de Editorial Mestiza, comenzará a las 15:00 hrs. Más tarde, a las 16:00 hrs. se realizarán en paralelo el Taller de Cuentacuentos, a cargo de los Talleres Libres Veintiséis de Enero y el Taller de impresión serigráfica a cargo del taller Malas Palabras.

Seguidamente será el momento de la música, a cargo de la banda Alpaca Mackenna, que nos presentará un rock con “síndrome de personalidad múltiple”. 

A continuación tendrán lugar los lanzamientos. En el año del centenario de la Revolución Rusa, los primeros lanzamientos abarcarán este hito. El primer lanzamiento será a las 17:30 hrs., con la presentación de “¿Qué hacer?” a cargo de Editorial La Pajarilla. Luego, a las 18:00 hrs. será el momento de la mesa conjunta para los lanzamientos de “¡Todo el poder a los soviets¡”, de Miguel Silva, y la reedición de “Diez días que estremecieron al mundo”, de John Reed, ambos editados por Quimantú.

Más tarde, a las 18:45: hrs. tendrá lugar el lanzamiento de “Kurdistán: desmantelando al Estado desde el Confederalismo Democrático”, presentado por Editorial Pensamiento y Batalla y el Comité de Solidaridad con Kurdistan chileno-mapuche, el que será seguido por el lanzamiento de “Cruzando fronteras. Mujeres indígenas y feminismos abajo y a la izquierda”, de Sylvia Marcos, presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a cargo de Quimantú. Por último tendrá lugar el lanzamiento de “Hoy peleas y otros relatos” (La Maceta Ediciones), con la lectura de Facundo Morinigo, su autor, oriundo de Buenos Aires.

Posteriormente, a las 20:15 hrs. se dará paso al Conversatorio “Derribando las fronteras: migraciones, racismos e interculturalidad”, a cargo de Movimiento de Acción Migrante - MAM y Comité de Vivienda Latinoamérica Unida. En éste participarán Mabel Cobos (Movimiento Acción Migrante - MAM), María Emilia Tijoux (Académica Universidad de Chile), Walex Pierre y Daniel Millán (ambos del Comité de vivienda Latinoamérica Unida del Barrio Yungay).

Para cerrar la jornada, tendrá lugar la proyección del documental “Trans_Icion”,trabajo realizado por estudiantes del Colegio Barrie Montessori a cargo de Espacio Ailanto, junto a algunas intervenciones de arte.

La cita es para encontrarnos este sábado 16 de diciembre a las 12:00 hrs. en el Parque Portales del Barrio Yungay, frente al Centro Cultural Taller Sol (Portales #2615), a tan sólo cuadras de la estación de metro Cumming. 

1 dic 2017

Privados de libertad, no de dignidad

El 8 de diciembre del 2010 una tragedia enlutó la vida de decenas de familias, dejando además a todo el mundo desconcertado. Tan sólo unas horas antes, un incendio en la cárcel de San Miguel había producido la muerte de 81 reos y dejado a otros 13 gravemente heridos.  El hecho produjo varios motines e intentos de estos, así como huelgas en diversos recintos penitenciarios del país.

La cárcel de San Miguel durante el siniestro. Recuperado de https://ww3.museodelamemoria.cl/cartelera/lanzamiento-libro-fuego-en-la-carcel-de-san-miguel/

Preliminares de una catástrofe anunciada

Durante aquella fatídica madrugada del 8 de diciembre, un grupo de internos de la cárcel, subdivididos en “la pieza chica” y “la pieza grande”, —espacios particularmente precarios, desprovistos de iluminación y ventilación— luego de haber ingerido alcohol, comenzaron una riña en donde utilizaron elementos cortopunzantes de distintas dimensiones y un balón de gas acondicionado como lanzallamas (1).

El uso de este último fue lo que detonó las llamas, que empezaron a propagarse alrededor de las 5:00 horas. Los bomberos fueron recién alertados a las 05:47 horas, vía telefónica por un propio interno. Para aquel entonces, el fuego había consumido por completo el ala sur del penal, dejando atrapados a los internos y comenzando a matar por asfixia a  los reos del ala norte. Recién a esa hora se registraron movimientos de Gendarmería (2).

Los gendarmes no utilizaron los escasos mecanismos ni protocolos de emergencia existentes, además la infraestructura disponible (mangueras, red seca y húmeda) no funcionó. A esto se suma el hecho de que las pésimas condiciones de la Cárcel de San Miguel eran ya conocidas por la autoridad. Sin embargo, no se adoptó ninguna modificación presupuestaria para mejorar su condición general.

Como si esto fuera poco, luego de la tragedia, no se proveyó ningún recurso judicial efectivo para las víctimas. Dicho en otros términos, el Estado, luego de haber generado las propias condiciones de una catástrofe sin precedentes en la historia del país, no se hizo cargo siquiera de ofrecer un reparo a las familias de las víctimas. Fue ante tales circunstancias que familias de los internos fallecidos decidieron fundar la agrupación 81 Razones por luchar —a partir de ahora 81 Razones—, con el lema “privado de libertad pero no de dignidad”.

César durante una de las sesiones del juicio realizado a los responsables del incendio.
Recuperado de http://81razonesxluchar.blogspot.cl/2013/08/

Muchas más que ochenta y un razones 

Desde su fundación —a fines del 2010— hasta el presente, 81 razones se ha encargado de buscar mejoras para la situación de los internos en las distintas regiones del país, a través de asesorías jurídicas, pero por sobre todo, atención y afecto. Asimismo, suele convocar a una velatón conmemorativa los primeros días 8 de cada mes, al tiempo que colabora con otras instancias reivindicativas o solidarias con personas encarceladas.

Según nos cuenta César Pizarro, presidente de 81 Razones, hermano de Jorge Manríquez —uno de los internos fallecidos en la Torre 5 de la cárcel San Miguel— la organización colabora “con quienes se encuentran atados de manos, se les considera escoria, una piedra en el zapato”.

Ésta considera fundamental organizarse desde la cárcel, ser la contraparte a los carceleros, buscando educar y reinsertar a los internos en sus propias Poblaciones, evitando aumentar la “clientela” en la cárcel. Para César, esto se logra a través de la autoeducación, con la enseñanza piel a piel, con quienes no tienen las condiciones para ello. “En una nueva sociedad, fraternal, no habría hambre, nuestros viejos no se morirían en la más profunda soledad”, señala.

La agrupación se vio obligada a conformarse como una organización no gubernamental, para atenuar así la persecución y hostigamiento por parte de Gendarmería. Si bien la institución todavía les segrega, han logrado varios avances judiciales. Sabido es para la propia institución los despidos debido a las constantes solicitudes de información por ley de transparencia, por citar un ejemplo. Asimismo, no han podido aminorar el respeto con el que 81 Razones cuenta tanto en las cárceles como fuera de ellas.

Además de esto, con el gran esfuerzo que realiza la agrupación a diario, no ignora las problemáticas de fondo en el régimen carcelario. En efecto, conoce a fondo el hecho de que las cárceles están lejos de efectuar su rol de reinserción social. Por plantear tan sólo una interrogante: si la cárcel tiene como objetivo aislar a los individuos supuestamente peligrosos, ¿por qué los reúne con otros individuos todavía más peligrosos sin mayor diferenciación? Es decir, ¿acaso no es ésta misma la que produce reincidencia delictual? De hecho, lo hace en un espacio en donde se sabe que los individuos no tienen garantía alguna para sus derechos, al tiempo que se ven forzados a crear sus propias reglas en un espacio saturado de violencia, comenzando por la ejercida desde Gendarmería.

Pero hemos citado sólo una contradicción entre las tantas que podemos encontrar en los regímenes carcelarios. El asunto es que ésta, como la cárcel en sí, es del todo funcional con la política de Estado. Foucault, en una conferencia pronunciada en 1976 en la Universidad del Brasil, en relación con los despropósitos de la cárcel, señaló:

“Cuanto más delincuentes existan, más crímenes existirán; cuanto más crímenes hayan, más miedo tendrá la población y cuanto más miedo en la población, más aceptable y deseable se vuelve el sistema de control policial. La existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que explica por qué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se tratase de una novedad cada nuevo día.” (3)

De esta forma se hace evidente que antes de cambiar las condiciones internas de la cárcel, es la sociedad en su conjunto la que debe transformarse. Y es César quien lo ratifica, desde su propia experiencia en la agrupación 81 Razones

Una necesidad que por cierto, alcanza para reflexionar hasta de ciertas organizaciones “anticarcelarias”, que a través del sectarismo, muchas veces obstaculizan la solidaridad con los reos. Al menos para 81 Razones no existen colores o caudillos que pesen por sobre el grueso de quienes sufren la condena de la cárcel y los prejuicios de la sociedad.  En efecto, “el enemigo es uno sólo”, asegura César.  

Él también comenta que ha existido vínculos con presos políticos mapuches, a pesar del divisionismo que la propia Gendarmería ha generado en las cárceles, por ejemplo, al fomentar la distinción entre presos “comunes” y presos “mapuches”, como también al utilizar reos nuevos para amedrentar o inclusive intentar liquidar a  los segundos. 

Sin embargo, a pesar de todo el trabajo realizado, las condiciones carcelarias poco han cambiado luego del incendio en la cárcel de San Miguel. César lo sabe y advierte que hay muchas cárceles que están peor que San Miguel antes del incendio. En cualquier momento podría producirse una tragedia semejante, o quizás peor, nos cuenta.

En el documental “Sangre de Uno - Derechos Humanos y prisión” (4), se relata que tan sólo desde 2011 hasta 2016 se produjeron 886 decesos en 59 centros penitenciarios chilenos. 420 muertes fueron por enfermedades, 297 por riñas o agresiones y 124 por suicidios. 

Asimismo, durante el 2014 un 35% de los internos denunció haber sufrido maltrato físico por parte de funcionarios y un 19% por parte de otros internos. El mismo año, 211 personas privadas de libertad aseguraron ser víctimas de torturas mientras se encontraban castigadas.

Lienzo con los rostros de los 81 reos fallecidos durante el incendio. Utilizado durante la velatón realizada el 8 de febrero del 2012. Recuperado de http://81razonesxluchar.blogspot.cl/2012/03/2da-velaton-ano-2012-miercoles-8-de.html

La negligencia colma las cárceles de Latinoamérica

En el continente es larga la lista de incidentes similares a lo ocurrido en la cárcel de San Miguel. Cabe señalar entre algunos, el ocurrido en 1994, en Maracaibo, Venezuela, en donde al menos 108 reos perdieron la vida en un intento desesperado por escapar del humo que los ahogaba.

Diez años más tarde fallecieron 107 reclusos y 26 resultaron heridos en un incendio registrado en el presidio de San Pedro Sula, en el norte de Honduras. Un año más tarde, 135 personas perdieron la vida en un incendio en la prisión de Higuey, al este de Santo Domingo, capital de República Dominicana.

Durante el 2012 en el recinto penal de Comayagua, Honduras, el mismo horror produjo la muerte de más de 382 reos, dejando a varios otros heridos y a 50 desaparecidos. La agrupación 81 Razones no dudó en solidarizar con las familias de las víctimas hondureñas.

Sin haber concluido el amargo repertorio de incendios en las cárceles latinoamericanas, cabe sumar los tristemente célebres casos de la Matanza en los penales del Perú (1986), o la Masacre de Carandiru en Brasil (1992), en los que junto a los anteriores, coincide la negligente gestión de las Penitenciarías y el Estado, la represión policíaca y militar, y en definitiva, una sistemática e ininterrumpida violación de los derechos humanos en América Latina.

Al tiempo que se mantenemos la memoria viva de los 81 presos y de todos quienes han perdido su vida en medio de las paupérrimas condiciones que ofrecen las cárceles en Chile y el mundo, consideramos que la crudeza de esta tragedia nos exige hacer algo más que un ejercicio de memoria. Pues al decir de Theodor Adorno, la barbarie persistirá mientras perduren en lo esencial las condiciones que la hicieron posible.


Por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo

Notas

1. La información aquí expuesta proviene en gran medida del artículo “El incendio de la Cárcel de San Miguel, su veredicto absolutorio y las obligaciones internacionales de protección de los derechos humanos involucrados” de Karinna Fernández Neira y Nancy Carmina García Fregoso, disponible en http://www.anuariocdh.uchile.cl/index.php/ADH/article/download/37494/39174

2. Cabe señalar que a diferencia de otros Estados en donde la Gendarmería se desempeña como un cuerpo de seguridad (pública o fronteriza) del Estado, la Gendarmería de Chile cumple las funciones de guardia de prisiones, transporte de reos y custodia de edificios del Poder Judicial.

3. Tomado de la conferencia de Michel Foucault “Las redes del poder”, pronunciada durante 1976 en la Facultad de Filosofía de la Universidad del Brasil. Disponible en http://mundo-perverso.blogspot.cl/2007/11/las-redes-del-poder.html

4. “Sangre de Uno - Derechos Humanos y prisión”. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=Y6ZTSj4bZzA&feature=share . Existe también otro documental relacionado con la agrupación 81 razones, disponible en web, titulado “81 razones” (2012). Se encuentra disponible en https://www.youtube.com/watch?v=nxn8VvXOYTk