2 oct 2018

Mariola Quirland: “Yo estoy acá para propiciar la creación”

Mariola Quirland Medina vive en La Reina. Ha egresado recientemente de la carrera de Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad de Chile y desde hace tres años es modelo, tanto en dicha casa de estudios como en otros talleres y espacios particulares. Nos reunimos con ella para saber de su experiencia como artista y modelo, aprovechando además de consultarle por su concepción de cuerpo desde su doble oficio.

CUERPO DE MUJER (2014), Mariola Quirland
Serigrafía al agua sobre cartón forrado. 35 x 27,5 cm

¿Cómo ha sido tu experiencia de vida con el cuerpo, de forma previa al ingreso a la academia o por fuera de la producción artística?

Mira, el cuerpo es un tema muy amplio, desde lo súper concreto que es lo que significa el cuerpo desnudo, tanto en la niñez como en la adolescencia, en la adultez, hasta lo que significa el cuerpo como soma, como somatismo de la psique. Las experiencias que vivimos, si nos caímos… Es difícil saber dónde empezar con el cuerpo. Por lo menos yo, cuando era niña, era súper pudorosa. En la pre-adolescencia, cuando me empecé a desarrollar, me produjo mucho pudor mi cuerpo. De hecho, hubo una época, entre los 12 y 14 años debe haber sido, que me cambiaba la ropa con toalla puesta.

El cuerpo es algo que tiene connotación sexual o negativa. De ahí a trabajar como modelo de figura hay un proceso bien largo, deconstructivo finalmente. Yo considero que el cuerpo es una herramienta para transparentar lo que no vemos: emociones, ideas, psique. El canal para hacer cualquier cosa es el cuerpo. Desde el habla al cómo uno se mueve, sí tartamudeas… ahí está el cuerpo.

Coméntanos: ¿En qué medio o medios te especializaste o te dedicas más comúnmente? ¿Cómo abordas el cuerpo ahí?

Tanto en grabado como he dibujo he tratado mucho el cuerpo. Mi tesis tiene que ver con dos ideas importantes, mi cuerpo de niña versus mi cuerpo de mujer. Cuando yo estaba en grabado, abordaba el taller de manera súper técnica. A través de eso fueron apareciendo temas recurrentes. Yo era una niña que tenía muchas pesadillas. Cuando tenía una, me movía, me contorsionaba, vomitaba, era una experiencia muy atada al cuerpo. Entonces, en varias ocasiones, tanto en serigrafía, xilografía, aguafuerte y otras, hablé de cuál era mi propia experiencia con las pesadillas y cómo el cuerpo las somatizaba. La conexión con el cuerpo iba acorde con el trabajo en la matriz de cada una de las técnicas.

Otro de los temas con los que trabajé mucho, pasando del imaginario la niñez a la adultez, fueron los ritos sociales, culturales, en torno al cuerpo de la mujer. En eso hablé de Eva, las vestimentas de las mujeres musulmanas, el suicidio ritual de las mujeres samurái o jigai, las mujeres cuello de jirafa de Birmania, los pies de loto de las aristócratas chinas, etcétera. En definitiva investigué sobre una serie de ritos. Allí hablaba del cuerpo femenino en distintas culturas, cómo éste se modifica frente a los ojos de otros.

Según tu experiencia en el medio de arte contemporáneo, ¿de qué modo consideras que el cuerpo es desarrollado en el arte? Del mismo modo, ¿cómo es concebido en tu familia, tus cercanos y colegas de trabajo? En definitiva, ¿cómo crees que se abarca en nuestra sociedad actual?

En el arte contemporáneo el cuerpo se trata de miles de formas a diferencia de otros momentos del arte. El cuerpo está en todas las formas de arte. El cuerpo de la mujer sigue siendo un tema único y constante: es musa, es conflicto, seducción, maldad, bondad, deidad, cuestiones todas que se retratan hasta el día de hoy. Cuando vas conociendo nuevas formas de cultura, sabes que existen nichos donde se produce arte y se cuestiona a la mujer.

Por otra parte, al instalarse tan fuerte el concepto de mujer, ya no sólo hablas desde el cisgénero, sino que tomas en cuenta el transgénero, que siempre ha existido, o del género fluido. Tengo un amigo que está en proceso de transición a ser mujer, que me ha estado enviando información de distintas culturas donde está instalada la figura de mujer trans. Por ejemplo, en México, encontramos al pueblo zapoteca, donde existe un tercer género, el de las personas “muxes”.

Respecto a mi familia, mis papás son católicos, pero no de modo tradicional. Ellos nos enseñaron todos los métodos anticonceptivos, nunca han tenido miedo de hablar de sexo, son sumamente críticos. Yo y mis hermanos también somos críticos, simpatizamos con la izquierda, aunque no de forma partidista. Nuestros padres vivieron procesos políticos distintos y los problemas que les aquejan son otros. Entonces, cuando hablo con ellos sobre aborto o feminismo se vuelve complejo, pero no porque no quieran escuchar, sino porque tienen otra experiencia de lo que significa el mundo. En ningún caso los verías en marchas pro vida. Ellos han cambiado mucho durante los años, sobre todo porque sus cuatro hijos tienen amigos que provienen de la marginalidad, de diversas situaciones económicas, de distinto tipo de identidad y orientación sexual. Claramente no entienden todo. Siguen considerando el aborto como asesinato, y no entienden que alguien no quiera ser padre. Pero ellos han podido elegir su vida, es decir han tenido algo que la mayoría de la gente no tiene, opciones.

En cuanto a mis amigos, el noventa por ciento de ellos está en el mundo del arte. Si no son artistas visuales son actores, diseñadores teatrales, músicos, humanistas, etcétera. En general pensamos bastante parecido, aunque con detalles. Creo que toda ideología tiene sus rincones. Pero en general no es difícil de comunicar la idea de mujer en ese contexto. Yo he cambiado de pensar con mis amigos también. 

En la Facultad de Arte de la Universidad de Chile, la marginalidad y el elitismo conviven de una forma muy extraña. Yo sé que en otras facultades nunca vas a ver dos personas desnudas haciendo una performance, pero sí en este espacio. Tú ves además profesores machistas, acosadores, pero también conoces profes súper buenos, comprometidos con lo que tú haces y con la enseñanza. Increíblemente, no necesariamente la persona en que tú encuentras tus ideales es el mejor formador. Por ejemplo, mi profesor de tesis era de derecha, y es lejos uno de los mejores docentes con los que conviví en la universidad, de los que más se involucraba de enseñanza de los estudiantes. No necesariamente lo que se muestra hacia afuera es lo real. Acá sabemos que tenemos profesores que son parte de la historia del arte chileno, que de hecho los estudiamos acá mismo, pero que dejan harto que desear como formadores. ¿Qué es lo que veo finalmente acá en la facultad? Veo desigualdad de la misma forma que la veo en Chile. Una facultad precaria donde las modelos cagadas de frío en el invierno, tenemos que ir a rogar para que nos pasen un galón de gas, para poder hacer nuestra pega. Venir a trabajar y que no lleguen los estudiantes, que de repente no lleguen los profesores. Probablemente es lo más precario que se puede dentro de un contexto intelectual.

NIÑA (2015), Mariola Quirland
Litografía sobre papel. 27 x 21 cm

Cuéntanos como fue tu cruce desde el análisis de modelo a posar como tal. Primero, nos gustaría saber qué lo motivó: cuáles fueron tus expectativas y si éstas se cumplieron. Segundo, ¿qué sientes al ser retratada por estudiantes de arte u otras prácticas? Tercero, ¿cómo la experiencia de modelado ha influido en tu concepción del cuerpo?

Este es el tema más bonito para mí de la entrevista. Ni siquiera recuerdo cómo llegó la motivación real para ser modelo. Yo creo que nació simplemente de la curiosidad. ¿Qué significaría enfrentarme a mí misma, sentarme sobre una tarima y sacarme la ropa? Entender como es el desnudarse en ciertos contextos. Es una pega bonita, enriquecedora. 

Yo empecé a modelar en un año súper complejo. Fue un año donde conocí lo que era el abuso sexual. Probablemente uno de los años más duros que he tenido. Por un lado me sentía desaparecer, me sentía vulnerable, pero donde cada vez que venía a posar, aparecía. Aunque me doliera el cuerpo y me sintiera pésimo, entrar en esa sala y desnudarme era establecer que yo no estaba despareciendo. Fue para mí un proceso sanador, transformador. Cambió mi concepción de cuerpo. Así, ahora cuando entro en un taller me transformo en un cuerpo estético, no sólo en un cuerpo desnudo.

Yo creo que dentro de esta sociedad, en la que la mayoría de las personas conciben al cuerpo en la sexualidad o en el espacio del sexo. Al modelar te das cuenta que el cuerpo es otra cosa, algo complejo, no es algo puro o impuro, es mucho más que eso. Modelar cambió mis concepciones del dibujo también, las amplió. Pasé de dibujar toda la vida a ser yo la dibujada.

Tengo que admitir que echo de menos dibujar modelos, pero me gusta ser la que compone en estos espacios. Y hay que ser súper consciente de tu cuerpo, aprender a modular ante las necesidades de tu cuerpo. Entonces si un día tienes cansadas las rodillas, trabajas desde otro núcleo. Y así vas creando escena.

Sobre lo que significa trabajar con estudiantes, o con su obra, en general es súper entretenido y estimulante. Porque te ves y no te ves. Por una parte, te identificas en los dibujos y dices, sí ese es mi pie, así se ven mis caderas, pero por otra parte, también dejas de verte, porque tú eres un instrumento estético para la creación de los demás. Muchos cuando te dibujan se retratan a sí mismos, ven en ti lo que ven de ellos. Así ves el valor de la figura humana en el arte. Más allá de lo que se espera del arte contemporáneo, el dibujo de figura humana es un privilegio y es un espacio de producción tan buena, pues la fotografía, el vídeo, los recursos mediales o una maqueta no te dan lo que te entrega un cuerpo vivo, del que puedes tomar lo que quieras para hacer tu obra visual. 

Uno aprende a sacarle provecho a los atributos de su cuerpo. Yo soy una mujer con sobrepeso, soy caderona, tengo el poto grande, las piernas grandes, tengo grasa en el cuerpo. ¿Qué pasa? Yo modulo a partir de esas cosas, que aunque en ciertos sectores me pueden dar pudor, acá les tengo que sacar provecho, porque yo no estoy acá para hacer una proposición estética banal, yo estoy acá para propiciar la creación.

Si tengo que torcer mi cuerpo para que se note más el rollo, lo hago. Si necesito encoger, estirar o torcer el cuerpo para exagerar, lo voy a hacer. Porque lo grotesco es bello también. El cuerpo es algo tan difícil, compleja y distinta de persona a persona, que el saber aprovechar tu cuerpo, con todas las cosas que tiene, es un gran punto a favor al minuto de crear.

Entremos un poco más en detalles: ¿En qué otros espacios te desenvuelves como modelo? ¿Cuál es el diálogo con quienes te solicitan dicha labor? ¿Cómo preparas tu cuerpo para dicha labor? ¿Qué comentarios has recibido de quienes te retratan? 

Tienes un abanico de cosas maravillosas y cosas muy, muy malas. Hablemos de la instancia cronológicamente. Yo empecé a modelar en la facultad de Arte de la Universidad de Chile en un espacio súper seguro, con Verónica Rojas, una profesora con quien llevaba muchos años trabajando. Aunque sea cómico, los primeros estudiantes para los que tuve posar eran mis compañeros antes.

Luego la instancia se amplió. Me tocó trabajar con otros profesores, reemplazar otras modelos. Comenzaron a surgir ciertas incomodidades. Después de un tiempo lo empiezas a notar. Por ejemplo, que las personas entren y salgan del taller. Obviamente, uno entiende que sean estudiantes de arte, pero es distintos que las personas que lo hagan sean funcionarios o externos. Yo creo que a la gente le cuesta entender que una no es un mueble, que se cansa o que necesita estirarse. Entonces, me ha tocado toparme tanto con estudiantes como profesores poco empáticos. Hay cosas que por gravedad van bajando después de una hora. Si te acalambras, necesitas elongar para recuperar la misma posición. Cuando vuelves del recreo, es imposible ser exacto en la pose, con cada calor o frío, tu cuerpo cambia. Además, tu memoria no es exacta. Pido que me corrijan, pero a veces hay gente que se molesta y me impresiona que lo hagan, porque creo que no entienden que están trabajando con un ser humano.

Aparte, muchas veces cuando tú llegas a un espacio nuevo, nadie te dice nada, sobre todo cuando haces reemplazo. Por lo general tú conversas con la modelo que reemplazas, de si requieren poses cortas o largas por ejemplo, pero en general el profesor no suele comunicarse mucho contigo. Otra situación adversa es la climatización y el orden de las salas. Tú llegas y te encuentras con colchonetas sucias, llenas de tierra. A mí me han picado bichos. Una vez tuve una reacción alérgica en plena clase, se me enronchó todo el pecho y el brazo. A veces los profesores se ponen creativos e incluyen elementos en la composición. Una vez, propusieron como fondo una tabla. En el descanso, yo estaba apoyada sobre ésta y de repente una chica me dice, sabes que hay una araña ahí. Va y la mata, y me empiezo a fijar que la madera estaba llena de arañas. Son situaciones que impactan, porque te das cuenta que gente no concientiza que tú estás en una situación vulnerable, desnuda.

También trabajar para particulares es otro tema. Porque cuando después uno se pregunta cuánto debería cobrar, porque es un trabajo. Aprender a modular esas cosas es complejo. También está el tema de los ambientes, con algunos que te gustan más que otros. Todas las clases tienen perfiles. Hay clases en las que tú debes ir a cambiarte a un camerino, volver con una bata y desvestirte en la tarima, mientras que hay otros espacios que son de mayor confianza en donde tú te puedes desvestir frente al otro, porque es parte de la experiencia visual. Me ha tocado vivir situaciones súper incómodas. En un taller particular en el que trabajé, un asistente que debe haber tenido unos cuarenta años, se puso a grabar en la sala, y yo, tendida ahí, con mis piernas abiertas, mostrando mis tres almas. A eso se suma la cantidad de gente que ha sacado fotografías sin pedir permiso.

Pero lejos la experiencia más desagradable fue en la Universidad Diego Portales. Si acá vemos poca participación en general, ahí la cuestión es alarmante. Por ejemplo, tienes un semestre con una clase de pintura a la semana y hay estudiantes que van tres veces en el semestre, otros que se van y dejan la puerta abierta. Se generan corrientes y una ahí, muerta de frío. Luego te das cuenta que los a los Departamentos o a la administración no les importa. Cuando yo llegué a trabajar, no tenía idea cuánto me iban a pagar. Estuve un mes hinchando por el tema de las platas, y finalmente lo que me dijeron fue que ellos hacen el presupuesto anual el último semestre de cada año. Entonces, habían presupuestado un modelo para el año, y éramos cinco trabajando, de modo que el sueldo destinado a uno se tuvo que repartir entre todos los que estábamos trabajando. 

Tú te das cuenta de que la gente no te respeta, que tú eres propiedad de la universidad o algo así. Es complejo aprender a trabajar con esos límites. Yo puedo entender a personas que estando fuera de la esfera del arte pregunten si a una modelo le pagan, pero si un estudiante de arte lo hace, me preocupa, ¿cómo no van a entender que es un oficio? Es como no entender que la prostitución es un oficio. Una vez, una estudiante de la Diego Portales me preguntó si yo alguna vez había tenido un trío, a pito de nada. Yo tuve que hablar con ella, para saber si me lo había preguntado porque trabajaba desnuda, y así era.

Hay cosas bacanes sí. Me refiero a trabajar en el mismo espacio dónde tú estudiaste, compartir con los profesores, con estudiantes que les encanta aprender y participar. En resumen, es una pega en la que tú tienes que querer harto los espacios donde trabajas, porque la paga es mala y las condiciones básicas, de repente no están. Pero cuando trabajas con la gente correcta, es maravillosa.

No hago grandes preparaciones. Para ser modelo no necesitas preparaciones físicas, aparte de control y respiración o entender lo que tú puedes hacer o no. Yo por ejemplo estoy consciente de que tengo una zona pélvica muy fuerte, y que de ahí puedo modular muchas cosas, porque tengo caderas grandes y puedo generar un montón de posiciones. Pero por el contrario, tengo rodillas súper débiles. Entonces si hago posturas de pie o arrodillada, sé que duraré menos. Lo otro, por lo menos para mí, dado que todos los modelos tienen técnicas distintas, es que para poder mantener una posición, me concentro en la respiración, cuento y establezco un ritmo. Yo antes de empezar a trabajar como modelo, practiqué y conocí mi cuerpo. Me desnudé en mi pieza, supe lo que podía hacer y lo que no, buscando técnicas que me ayudaran a mantener las poses. Por ejemplo, es imposible que posando una hora no se te acalambren los músculos. Entonces uno aprende a contraer los músculos sin que se note, así como tomar constantes para concentrarte, ciertos puntos en la pared, pensar en algo como una canción, manteniendo así el equilibrio. Pero más que nada es autoconocimiento de tu cuerpo.

¿Hay diferencia entre el modelaje de hombres y mujeres? No he compartido lo suficiente con hombres para decirlo. Eso sí, conozco pocos hombres que sean tan flexibles corporalmente y sé que cómo mujer tenemos una relación distinta con nuestro cuerpo. Antes me encantaba dibujar modelos hombres porque eran escasos. A mí, como artista, como mujer, es más interesante retratar un cuerpo femenino, precisamente porque está más cuestionado que el masculino.

LA DESAPARECIDA (detalle), 2018. Mariola Quirland
Carboncillo sobre trupán. 150 x 110 cm

Consideramos indispensable la relación del medio productivo (sea de arte o cualquier otra) con el medio político-social, ya sea a nivel crítico prepositivo, de diálogo o cómo intervención directa. Hace algunos meses, en el marco de la denominada “marea feminista”, observamos diversos usos del cuerpo en las jornadas de movilización, lo que se desmarcó de los recorridos y agitación convencionales. Desde tu experiencia de mujer, artista y modelo, ¿cómo te posicionas ante el tratamiento del cuerpo en las movilizaciones sociales, tal como la anteriormente mencionada o en general del último tiempo en Chile?

Es un tema interesante, porque el significado de que una mujer marche con los senos al aire ha estado casi al mismo nivel del debate sobre el aborto. En general, aunque me hubiese gustado mucho participar de la movilización, yo me considero feminista, no pude hacerlo de forma activa por temas de trabajo y tiempo. Es súper interesante el fenómeno que se genera a partir del desnudo parcial en las marchas, justamente porque percibes dos cosas. Primero, hay un esfuerzo gigantesco por desmitificar la idea del desnudo femenino y qué es lo que significa. Segundo, que la mayoría de la gente no tiene la capacidad para leerlo, no tiene las herramientas para desglosar lo qué significa. A mí lo que más me impresiona es la cantidad de declaraciones diciendo algo así como “si es por eso, marchemos con la tula al aire”. ¿Sabes por qué me impresiona? Porque lo senos, primero que nada, no son un órgano sexual. Segundo, porque aunque sean una zona erógena, esto no los hace sexualizables en cualquier contexto. Tú te das cuenta de que para la gente el desnudo tiene cabida solamente en la sexualidad, en el porno, en la publicidad, pero si es para algo de motivo no sexual, causa escándalo. Yo creo que aunque las mujeres hubiesen marchado mostrando la vagina, no es homologable a hacerlo mostrando el pene, pues las connotaciones culturales son totalmente distintas. Es decir, la gran mayoría de las mujeres hemos sufrido el abuso sexual o en algunos casos violación, lo cual convierte al pene en un arma. 

Lo otro es la exaltación que produjo a las mujeres conservadoras la intervención de las yeguas con cola. La indignación fue incluso más que con la de los senos al aire. ¿Por qué? Qué una mujer marche a poto pelao y con pelo, es lo peor. Produjo rechazo, que es lo que se buscaba. ¿Por qué las yeguas? ¿Por qué el pelo en el poto? ¿Por qué mujeres desnudas les muestran la cola a los pacos? 

No sé cómo habrá sido en otras épocas, porque no las viví. Sabemos que la alfabetización a mayor cantidad de personas, pero lo hace de manera pobre si las personas no pueden desglosar lo que claramente son intervenciones artísticas. “Uh, esto es denigrante”. No hay reflexión, simplemente rechazo. Será difícil transmitir un mensaje si la gente no quiere educarse para entender que hay detrás de estas manifestaciones. Hay una creencia de que esto es sólo ruido o se hace para molestar. A mí me pareció brillante por todo el conflicto que generó. Es la diferencia entre el porno y el erotismo.

Ahora, por otra parte, tienes comentarios como los de Jocelyn-Holt. Él da vuelta el asunto. Logra hacer una reflexión, de tipo humanista, pero lo da vuelta y lo ridiculiza, insistiendo en el machismo y el estándar de la belleza, y lo que es la belleza de la mujer, que es súper importante. Es tragicómico porque algo entiende y aun así se burla, acrecentando su morbosidad. 

Me tocó discutir hace un par de días con una persona que vinculaba el movimiento feminista con el asesinato del profesor de Villa Alemana, como si tuviera alguna relación más allá del hecho de que hay una mujer en el caso. Eso es misoginia, más que cualquier otra cosa. Porque femicidios ocurren todos los días, varias veces al día, pero claro, cuando muere un hombre, queda la cagá. Se ha hecho un show mediático tremendo. El otro día viendo los matinales quedé pa’ dentro. Esto no lo ves con todas las mujeres que están muriendo. Es una sensación de impotencia súper grande, porque nadie está diciendo que no se haga justicia a este caballero, que nada malo había hecho en la vida y fue asesinado de manera cruel y macabra, pero una como mujer tiene la posibilidad de morir así todos los días y por motivaciones que están normalizadas, lo hace más terrible todavía. A mí me impacta, en el caso de Argentina, lo de Nahir Galarza, que no pasó un año y le dieron cadena perpetua. Un hombre hace lo que hizo ella y al loco le dan cinco años. Yo creo que hay una necesidad de autodefensa urgente. Está mal partido el queque.

自害 /JIGAI, 2017. Mariola Quirland
Grafito sobre papel. 27,5 x 17,5 cm

¿Consideras que existen requisitos particulares en los cuerpos de quienes desean ser modelos? Con todo el tiempo que llevas desenvolviéndote como artista y modelo, ¿qué aspectos nos aconsejas considerar a la hora de relacionarnos con el cuerpo?

No creo que haya mayores requisitos para ser modelo que el autoconocimiento. Es algo desgastante, a veces te sentirás vulnerable. Tendrás que ir a trabajar cuando estés en la más tristes de las tristes, enferma de la guata, tendrás que someterte al ambiente. Prepararte mentalmente para poner límites. Creo que lejos lo más importante es darse tiempo de practicar, saber qué factores de tu cuerpo son los que propician la posibilidad de un mejor desempeño. Las posturas que uno hace tienen que estar conectadas a algo. Nunca hacer poses con los brazos al aire porque no lo vas a lograr, por pura gravedad. Si tú lo quieres hacer, necesitarás un palo con el que te puedas sostener. La gravedad es lo más real que existe haciendo esta pega. Existe la ficción de que estas poses de reposo que te enseñan son cómodas, pero cuando las haces te das cuenta de que son completamente insostenibles, porque son poses de transición. O la idea de la espalda plana, que no existe, porque las piernas te irán tirando y curvando la espalda.

Eso es lo que he aprendido, porque todos cuando empezamos a posar la cagamos. Pasan veinte minutos y tú dices “la cagué”. En ese tiempo, y esa es una talla que tenemos con las otras modelos de acá, tú cachaste si la cagaste o no. Porque hay un límite de tiempo, donde la pose pasa de mantenerte a ti, a tú mantener la pose. No puedes estar más de cuarenta y cinco minutos seguidos porque si no te van a fallar las rodillas.

Yo creo que hay que dejar de entender el cuerpo en función de la estética normada, porque no sirve si no tiene un fin que sea el autocuidado y la salud de uno mismo. Explorar, mirarte el cuerpo desnudo. En verdad, uno de los primeros ejercicios sería tomar un espejo y mirarse desnudo. Recorrer cada rinconcito del cuerpo. Siempre que uno habla de cuerpo suena súper hippie, porque es cómo si uno lo estuviera haciendo de la pachamama, pero es real, hay una necesidad urgente de entender que el cuerpo no es un juguete, que uno le debe cariño, respeto y reconocimiento, sin prejuicios. Aparte que la idea de lo bello está súper malversada. 

Entrevista realizada por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo