13 dic 2018

Solo la lucha nos hace libres



El sábado 8 de diciembre fue realizado el 2° Encuentro de talleres autogestionados de deportes de combate. La instancia, organizada por el Club de deportes de combate José Muñoz Alcoholado, la Escuelita Aracely Romo, el Taller de boxeo Aukantun, el Taller de defensa personal la Juanita y Kung fu La Cerro en toma, tuvo lugar en el Espacio Liberado El Jardín (Cerro Navia). Compartimos un manifiesto emanado de los colectivos antes citados y que circuló de forma previa al encuentro:

Las artes marciales son la expresión viva de una doble resistencia, una resistencia cultural y fáctica de muchas comunidades con otras lógicas sociales, valores, formas de ver la vida y la naturaleza. Si viven hasta el día de hoy es porque trascendieron de alguna forma. La defensa personal es la expresión actual de ello, donde la tradición marcial y la ciencia se funden en sistemas de combate funcionales, que no necesariamente responden a la visión y objetivos desde sus fundamentos.

El capitalismo mercantilizó, usurpó y tecnificó hace mucho tiempo las artes marciales y la defensa personal. No es coincidencia que las fuerzas armadas la practiquen cotidianamente para reprimir, o dicho de otra forma, defender sus privilegios. A esto se suma nuestro hábito de delegar la seguridad y la protección al Estado, perdiendo así una herramienta indispensable en la formación de nuestra identidad, como también la preservación de ésta contra cualquier obstáculo. 

En la sociedad capitalista globalizada la violencia es constante: desigualdad, injusticia y abuso de poder. La violencia no nos gusta y más temprano que tarde seremos, si es que ya no lo somos, una molestia para quienes nos dominan, por tanto debemos saber defendernos. Pero cabe preguntarse, ¿somos capaces de hacerlo? ¿Qué es lo que realmente defendemos?

La autodefensa nos da la posibilidad de frenar y hacer retroceder el avance del capitalismo. La autodefensa abre una posibilidad, eso lo sabemos, pero también debe ser parte activa de nuestra praxis cotidiana en la construcción de comunidad.

Para entrenar y tener acceso al conocimiento formal se debe practicar en una academia, que en su mayoría sino es que en todas, exigen cuotas con valores inaccesibles para muchos. Asimismo, su carácter competitivo exacerba la individualidad y el egoísmo. Por otro lado, las mujeres practican aparte de hombres, quienes suelen recibir un trato preferencial, por mencionar tan solo algunas prácticas patriarcales. Por último, el conocimiento se entrega de manera unidireccional aprendiendo y replicando también todos los vicios de los “maestros’’, tan vulnerables y propensos a equivocarse como cualquiera de nosotros.

Lo anterior nos despoja de la confianza y seguridad que deberíamos tener en nuestro cuerpo y con nuestros pares, algo inherente a nuestra existencia y sobrevivencia. Todos tenemos la capacidad —necesidad y responsabilidad deberíamos agregar— de autodefendernos, sin que existan limitaciones físicas, de edad, de sexo o genero para aprender a hacerlo.

Por tanto es un compromiso colectivo el aprender, socializar y difundir toda disciplina de autodefensa para hacerla propia. En estos días de nada sirve una práctica individual que nos haga más y más fuertes, pues la condición física decae y tarde o temprano perecemos. En última instancia, si no somos capaces de enseñar lo aprendido, de entregar el conocimiento al servicio de nuestro pueblo, las artes marciales sucumbirán, tal como ocurrió con muchas culturas al día de hoy extintas, que no pudieron transmitir tales conocimientos de generación en generación.

Semejante responsabilidad no más grande que los valores que sustentan el camino hacia la libertad: fraternidad, sencillez, confianza, respeto, voluntad y compromiso, por mencionar tan solo algunos, que son  y serán indispensables para generar cambios profundos a nivel individual y colectivo, y que en definitiva, contribuirán para la realización de para un nuevo mundo.

¡Por la defensa colectiva de nuestras prácticas sociales!
¡Por la organización del deporte como salud y comunidad!
¡Solo la lucha nos hará libres!