30 ene 2018

La aurora del veintiséis de enero

El sábado pasado, en la plaza ubicada en la intersección entre Avenida La Bandera y calle Sargento Candelaria, se celebró la conmemoración del 48° aniversario de la toma “26 de enero”, primer nombre del campamento que derivaría en la actual Población La Bandera.

Fotografía: Karynn Cabrera Rosales

Un 26 de enero de 1969, a las 3 de la madrugada y con consignas tales como “casa o muerte”, alrededor de 300 familias —a las que poco a poco se sumarían más— realizaron la ocupación del Fundo La Bandera, constituyendo lo que en un principio se denominó el “Campamento 26 de Enero” y más tarde la “Población La Bandera”. Este suceso marcó un punto de inflexión para otras ocupaciones de terreno que se desarrollaban en Santiago en aquel entonces, logrando generar instancias de coordinación entre las mismas, como lo fue el “Congreso Provincial de Pobladores” en 1970. Es así como en el origen de esta Población se correlaciona el problema de la vivienda, la ascendente movilización social y la colaboración del Movimiento de Izquierda Revolucionaria o MIR*.

Acerca de la conmemoración del 48° aniversario de la toma “26 de enero”

La jornada comenzó al caer la tarde, tras los preparativos llevados a cabo principalmente por los Talleres Libres Veintiséis de Enero, con un pasacalle en donde participaron la comparsa “La Sin Nombre”, la batucada “Bombanda”, los zanquistas de “Pensamiento Rebelde” y la agrupación “Chikitinkus”.

A continuación tuvo lugar la presentación en escenario de los distintos talleres impartidos. Fue el caso del taller de cuentacuentos, de teatro y de defensa personal. En paralelo, fueron exhibidos los trabajos del taller de arte, de xilografía y telar, cuyo montaje fue distribuido por la plaza. En el caso del taller de huerto, fueron entregadas semillas a modo de reconocimiento para sus participantes. Aparte, lo aprendido en el taller de tinku fue manifestado en el pasacalle previo.

Más tarde fue el momento de la música, a cargo de Abraham, quien tocó trova con un repertorio propio. En simultáneo fue pintado un mural a cargo de Camilo Aguirre y otros compañeros, dedicado a la agrupación “Chikitinkus”.

Por otro lado, la misma jornada valió para el lanzamiento del libro “El árbol” de María Luisa Bombal Anthes (1910 - 1980), cuento escrito en el 1939, impreso para la ocasión y editado por Colectiva Púrpura. El mismo caso para “Sororidad”, una serie de ensayos sobre sororidad, con relatos y testimonios sobre la misma, así como también del fanzine de “Maracas insumisas” que abarca el estereotipo de la femineidad y lo bello, instrumental al patriarcado. En el mismo stand de Colectiva Púrpura se contó con medicina y cosmética natural vegana.

Para el cierre fue dejada la proyección de los documentales “La toma de La Bandera” (2014), acompañado del estreno de “Recogiendo memoria”, producidos por los Talleres Libres Veintiséis de Enero y todavía en proceso de edición.

El primero revela la historia de la toma, remitiéndose a los tiempos en que el sector era un fundo, la organización para la toma, la resistencia al desalojo. Proceso representado por un elenco infantil, compuesto principalmente por niñas. Una crítica implícita, cuando no explícita, a una historia en la que sobresalen los dirigentes —que no perduran en el posterior desarrollo de la Población—, y que oculta el desarrollo político cotidiano, sostenido en el hogar y conducido principalmente por pobladoras.

Lo anterior es fundamental a la hora de abarcar el devenir de la población durante la dictadura, así como desde la transición pactada hasta el presente. Algo que abarca el documental que se mostró a continuación, donde se recogen testimonios de organización en el período dictatorial —que en ciertos casos prefiguraban una sociedad nueva desde la misma organización barrial—, y que al mismo tiempo, expone los nada extraños casos de violencia doméstica, frente a los cuales fueron constituidos incipientes órganos de autodefensa femenina, según detallan algunos relatos.

No menos relevante es señalar que el pasacalle —así como el carácter de la jornada misma— fue dedicado a las pobladoras, que explotadas y oprimidas, mantienen la organización territorial. En virtud de ello, fue citado al comienzo de la actividad el caso de Lorenza Cayuhan Llebul, mujer mapuche quien el 17 de octubre de 2016 fue obligada a parir engrillada y frente a la presencia de un gendarme hombre, en la Clínica de la Mujer del Sanatorio Alemán de Concepción**, así como también el caso de Joane Florvil, quien murió el 30 de septiembre del 2017, tras un mes de hospitalización en la Posta Central, por golpes supuestamente autoinfringidos —los que en realidad fueron propinados por carabineros según se constató más tarde***—  luego de haber sido acusada de abandonar a su hija de dos meses de edad. Más tarde quedaría establecida la inocencia de Joane, quien murió sin volver a ver a su hija****.

Como resultado, la conmemoración, lejos de ser un evento nostálgico, formal o de acento patrimonial, fue una denuncia de la violencia sistemática hacia las Poblaciones por parte del Estado, con especial ensañamiento hacia  las mujeres y niños, así como también de la violencia en el hogar, muchas veces omitida, tanto como el importante rol de las pobladoras en el pasado y presente de la organización territorial.

Pero además, a partir de todo lo anteriormente expuesto, entramos en cuenta de que tales problemáticas —enraizadas en lo más profundo de nuestra sociedad—, lejos de suponer un impedimento para el encuentro entre vecinas y vecinos, lo fomentan, y que La Bandera, además de ser un territorio de digna memoria, es una comunidad rebosante de  (auto) organización, donde la lucha, la sencillez y el afecto van de la mano y perduran todavía, desde aquella madrugada de 1969, en el alma de la Población.

Por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo

Notas

* Para una breve revisión del origen de la Población recomendamos dos artículos, de distinto origen y énfasis contrapuesto. En primer lugar, “No éramos del MIR los pobladores, nosotros estábamos por una necesidad que era la vivienda: Los pobladores del campamento Nueva La Habana y el MIR, 1970-1973”, disponible en http://ediciones.ucsh.cl/ojs/index.php?journal=RHyG&page=article&op=viewFile&path%5B%5D=1202&path%5B%5D=973. En segundo lugar, “Historia de la toma de la Bandera (La 26 de Enero)” a cargo del Colectivo Miguel Enríquez, disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=11483.

** “Querellas y manifestación por caso de mujer mapuche obligada a partir engrillada y con presencia de gendarmes hombres”, disponible en http://www.mapuexpress.org/?p=12201.

*** “Director de la Posta Central declara que Joane Florvil habría sido golpeada en la comisaría”, disponible en http://www.24horas.cl/nacional/director-de-la-posta-central-declara-que-joane-florvil-habria-sido-golpeada-en-la-comisaria-2545581.

**** “El mes de injusticia que apagó la vida de la haitiana Joane Florvil en Chile”, disponible en http://www.eldesconcierto.cl/2017/10/06/el-mes-de-injusticia-que-apago-la-vida-de-la-haitiana-joane-florvil-en-chile/.

5 ene 2018

La memoria como construcción comunitaria

Remembranzas en vísperas de año nuevo

Hablar de Maipú implica referirse a una comuna que la historia oficial nos pinta colmada de hazañas militares, pero que borra la pobreza y la prepotencia de los de arriba, olvidando la organización de los trabajadores del campo y la ciudad, las tomas de terreno, las villas conformadas alrededor de enormes empresas, los pequeños acontecimientos y las grandes personas que hacen de las poblaciones, lugares de aprendizaje solidario*.


El sábado 30 de diciembre se realizó una muestra fotográfica** en el Parque Pelantaro, ubicado en la Villa Lousiana, Maipú. Fue levantada desde el esfuerzo propio de vecinas y vecinos, aquellas grandes personas según lo mencionado arriba, quienes se atrevieron a realizarla en vísperas de año nuevo. Contra todo pronóstico, la emotiva actividad tuvo una alta concurrencia, desarrollándose con una impronta demostrativa del compromiso colectivo adquirido.

Originalmente, la idea venía rondando hace más o menos dos años. Fue en el hogar de Marisol, pobladora de Villa Lousiana, donde se determinó una fecha y hora para su concreción. Sabido era que los encuentros vecinales solían realizarse mayoritariamente con motivo de algún velorio. A partir de esto, era inevitable preguntarse porque no se manifestaba  la preocupación y el amor, o se rendían los justos homenajes, en vida. Es en medio de esta reflexión que surge la propuesta de recopilar aquellas fotografías guardadas en álbumes, que más que atesorar retratos familiares, revelaban en algunos casos el dilatado devenir de la comunidad.

Se compilaron 119 fotografías, las que fueron proyectadas en el parque de forma abierta, desde y para la comunidad, abriéndose las puertas de cada hogar, reuniendo a distintas familias, decorando la plaza y haciendo ocupación efectiva de ésta. Asimismo, los aportes para la merienda sobraron. Cabe destacar que fue puesto un lienzo con las siguientes palabras: “memoria”, “trabajo”, “amistad”, “familia”, “diálogo”, “comunidad” y “población”. Tales términos no podrían haber sintetizado mejor el carácter de la instancia acontecida.


De acuerdo con Roland Barthes, una de las particularidades de la fotografía es que ésta reproduce al infinito lo que únicamente ha tenido lugar una sola vez***. En esta ocasión fueron momentos en familia, comilonas, paseos, “pichangas”, navidades, licenciaturas, primeras comuniones y actividades comunitarias, entre otras. Contingencias todas que nunca más podrán repetirse existencialmente, pero que al ser expuestas públicamente, sirvieron para congregar a toda una comunidad en torno a un ejercicio colectivo de memoria, provocando en ésta diversas reacciones, desde constantes risas ante los aspectos infantiles o actitudes que al pasar de los años parecían seguir vigentes, hasta aplausos para quienes ya no se encontraban en vida, pero que se mantenían en los recuerdos de quienes les habían visto crecer. 

Para el historiador Sebastián Leiva —quien realizó un Taller de historia local durante el Concurso de Historias Locales “Cuéntanos tu Batalla. Historia, vivencia, recuerdo”, organizado hace algunos años en el sector—, iniciativas como éstas constituyen toda una hazaña, en particular si se consideran los tiempos que corren. A saber, la construcción colectiva tiene un valor en sí mismo, porque ayuda a reagrupar, reanimar y proyectar, aportando frescura a una atmósfera social impregnada de individualismo****.

A partir de esta emocionante jornada y tomando en cuenta lo señalado por Leiva, resulta casi imposible no preguntarse, para quienes nos organizamos, si acaso sabemos siquiera los nombres de quienes han vivido al lado nuestro por tantos años; si promovemos en nuestro barrio encuentros por fuera de los márgenes académicos, organizacionales o por separado de alguna reivindicación política eventual, o yendo un poco más allá, si lo generamos de manera colectiva; si al menos, de vez en cuando demostramos afecto, preocupación u “homenajeamos” merecidamente en vida a quienes acarrean toda una vida de trabajo.

Finalmente, es importante considerar que la Villa Lousiana ha despedido el año con esta muestra fotográfica luego de haber sido parte de otras jornadas, tales como el “Yo me libro cultivando resistencias”, realizado durante mayo, en la 13ª versión de esta feria popular y autogestionada que agrupó a diversos colectivos, vinculados principalmente al ámbito editorial, la cultura y la organización popular, o la “Jornada por la Memoria: Cultivando Resistencias”, que contó por entre otras cosas, con una cicletada que recorrió cinco puntos memoriales de caídos en dictadura, en donde se plantó un árbol e instaló un memorial por Macarena Valdés, además de llevarse a cabo un conversatorio en el Centro Cultural Rayen, ubicado a pasos del Parque Pelantaro.

Todo lo anterior da cuenta de una comunidad que se autorreconoce como tal, y por tanto se valora; que se demuestra viva, cuidando la memoria de su territorio y, análogamente, de las generaciones que la conformaron; que abraza a quienes recién llegan, pero que identificándose con el espacio, heredan su porvenir.

Por Ignacio Andrés

Notas

* Tomado de la presentación de Maipú, las otras batallas, en su segunda edición a cargo de Editorial Quimantú. Un libro que reúne los relatos ganadores del Concurso de Historias Locales “Cuéntanos tu Batalla. Historia, vivencia, recuerdo”, organizado por el Centro Cultural Rayen.

** Las fotografías puestas en el artículo corresponden a parte de la selección realizada para la muestra.  

*** La cámara Lúcida. Nota sobre la fotografía. Ediciones Paidós Ibérica, 1990.

**** Maipú, las otras Batallas. Segunda edición a cargo de Editorial Quimantú, 2016.