16 oct 2019

Extractivismo: definición y usos del concepto


Extractivismos y corrupción: anatomía de una íntima relación, Editorial Quimantú (2019). Ilustración de Cometa Ludo.

Cinco años después del último América LeAtina desde Abajo [1] y ya en los preparativos de una nueva jornada, no son pocas las inquietudes que se asoman de forma previa al encuentro. Una de ellas concierne a los extractivismos, principalmente su definición y los usos de su concepto, pues ha sido este uno de los tema principales (sino el central) en las discusiones realizadas hasta el momento, cuestión que no debería suponernos ninguna sorpresa si consideramos que el América LeAtina se piensa realizar para la primera semana de diciembre, es decir, después del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico o APEC (por realizarse el 16 y 17 de noviembre) y durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o COP25 [2] (del 2 al 13 de diciembre).

Considerando que hace algunos meses la editorial Quimantú y el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales [3] (promotores del América LeAtina por lo demás)  publicaron el libro de Extractivismos y Corrupción [4] de Gudynas [5], es oportuno extraer algunas definiciones de dicha obra [6], a fin de ofrecer un insumo para las organizaciones e individualidades que son parte de este encuentro.

Según Gudynas, “nos encontramos frente a un extractivismo cuando ocurren tres características simultáneas: una extracción de recursos naturales en grandes volúmenes o alta intensidad, donde la mitad o más son exportados a los mercados globales, y lo son como materias primas o commodities” [7]. Estos “incluyen clásicos emprendimientos como la minería a cielo abierto, la explotación petrolera” así como también con “la agricultura (con ejemplos como la soja, banano, caco, etc. en varios países), ganadería (es el caso de la cría de ganado para exportar), pesquerías (como la pesca masiva para harinas que se exportan), camaroneras, etc. Por lo tanto, hay varios modos de apropiación que son extractivismos; es un concepto plural”.

En el caso de Chile, “desde el año 2000, las exportaciones de materias primas siempre ha representado más del 80% del total de las ventas al exterior, con varios años llegando al nivel del 87%, entre 2000 y 2016; esto recuerda a los niveles del 90% propios de las décadas de 1970 y 1980 (datos de CEPAL [8]). Esos registros están muy próximos a lo observado en los países hiperextractivistas (Venezuela, Ecuador y Bolivia). El cobre representó el 43% del total de las exportaciones en 2016, siguiéndole a los pescados (6%) y pulpa de celulosa (4%). De este modo, Chile repite un patrón de exportación basado en recursos naturales, muy similar al de sus vecinos más allá de que los productos involucrados sean otros”.

El autor también enfatiza que a la hora de definir los extractivismos debemos considerar el volumen total del recurso extraído (incluyendo además los desechos del recurso final exportado) y considerando el impacto ambiental, considerando la destrucción propiamente tal de la naturaleza y los efectos tóxicos producidos por agentes físicos y químicos en el ambiente con cada proceso de extracción.

Por otro lado la inserción en el mercado internacional es fundamental a la hora de comprender los extractivismos. Por esta razón la minería ilegal y el cultivo de coca para el narcotráfico es extractivismo pero la minería de rocas y arenas para la construcción, que también posee impacto ambiental, no lo es en tanto que  no se articula con la demanda internacional, que supone la búsqueda de saciar las necesidades de consumo en otros continentes y ante lo cual se desencadenaría un impacto socioambiental y territorial por fuera de los límites de un problema nacional.

Gudynas reconoce los extractivismos como glocales, es decir, que adoptan realidades locales específicas a las necesidades globales generales del mercado. En sus propios términos, “se anclan a sitios o de yacimientos altamente fértiles pero cuyo ritmo de extracción depende completamente de las alzas, bajas, demanda o disponibilidad de capital presentes en el mercado internacional, sumándose a este elemento la incapacidad de los gobiernos nacionales”.

Las definiciones elucubradas por Gudynas guardan una estrecha relación con la de movimientos sociales más o menos recientes (como los desarrollados en los países exportadores de petróleo en África) al tiempo que permiten hallar prácticas extractivas de exportación en sectores como la agricultura y la ganadería. También toman distancia de los nuevos usos del concepto (extractivismo financiero o extractivismo epistemológico por citar dos), que afectan la rigurosidad de los análisis y generan incertidumbre. El autor también enfatiza que “se cae, además en extremos donde se confunde extractivismo con capitalismo o incluso con el desarrollo, lo que genera aún más incertezas, ya que se pierde de vista que tanto el capitalismo como el desarrollo son mucho más que las estrategias de aprovechamiento de los recursos naturales”.

De descartar los relativismos recién descritos, reconoceremos que los extractivismos “no son una industria, sino que expresan una apropiación de recursos naturales sin proceso alguno de manufacturación” y que por otro lado, tampoco producen recursos nuevos, solo los remueven y los venden. En definitiva, en lugar de ser una “producción” son una pérdida de patrimonio natural.

El autor también menciona que los extractivismos se ordenan por generación según las tecnologías utilizadas, volúmenes acaparados y el consumo de materia, energía y agua que precisan. La primera generación se basa preponderantemente en la fuerza humana y la segunda supone el uso de maquinaria simple. En la tercera, actualmente predominante, se encuentra la megaminería, las plataformas de perforación múltiple (para la extracción de petróleo) y los monocultivos [9]. En este caso, aunque se remueva mayor volumen de recursos naturales, se precisa también un mayor uso de materia, energía y agua, expresándose así un rendimiento decreciente en la extracción. Esto se ve agudizado en la cuarta generación (como es el caso del fracking [10]), en donde como ejemplifica Gudynas, “se necesita el equivalente a un barril de petróleo para extraer el equivalente a un barril de crudo”.

Conforme a todo lo visto es sencillo establecer una relación entre los extractivismos y la corrupción. Esto debido  a que cada enclave extractivista requiere de redes de conexión (carreteras, ferrovías, puertos, aeropuertos, etcétera) que permitan la libre circulación de insumos y recursos. Es cuestión de revisar la logística requerida por la implementación del proyecto de Iniciativa de Integración Regional Sudamericana o IIRSA [11]. A esto se suman los emprendimientos de apoyo o cuencas de soporte, tales como represas de riego o hidroeléctricas.
Es importante además considerar que ni estos ni las redes de conexión son extractivismos propiamente tales, aunque si estén estrechamente asociados. Y la corrupción afecta a los enclaves extractivos, redes de conexión y emprendimientos de apoyo. También lo hace en las etapas previas (exploración y prospección) a la extracción, en la obtención de concesiones territoriales y acceso a capitales para inversión, su articulación con el Estado (paga de impuestos, cumplimiento de normas laborales, relación con las comunidades), su inserción en el mercado y para consumar las fase de abandono (en el caso de los enclaves mineros o petroleros).

Gudynas define la corrupción como el conjunto de “prácticas ilegitimas, irregulares e incorrectas, tanto ilegales como alegales, realizadas en ámbitos públicos como privados, por distintos actores, quienes logran beneficios propios, aprovechando posiciones de poder, que a su vez desencadenan perjuicios sociales y ambientales, y por lo tanto expresan injusticias”.

Así y todo, para el autor la corrupción “no es solo un problema con funcionarios estatales o políticos, sino que incluye a cualquier individuo o grupo de individuos que están involucrados en debates, decisiones y acciones colectivas”. Vale señalar la diferencia entre la corrupción y la coerción. La primera apela a las ‘interacciones o transacciones’, mientras que la segunda hace uso de amenazas, violencia, miedo, etc.

Por último, consideramos que esta concepción de corrupción, ampliada por fuera de la política gubernamental, es fundamental no solo a la hora de revisar el arribo, desarrollo y declive del ciclo progresista en América Latina, sino que quizás también nos sirva para revisar nuestro propio desenvolvimiento político en el marco de las relaciones sociales que sobrellevamos a diario.

Por Ignacio Andrés
América LeAtina desde Abajo



[2] Recomendamos revisar “La COP25 en el país que privatizó hasta las aguas” de Andrés Kogan Valderrama (Observatorio Plurinacional de Aguas - Chile) : https://www.rebelion.org/noticia.php?id=258503

[5] Eduardo Gudynas (Montevideo, 1960) es investigador en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES). Desde hace más de una década sigue la problemática de los extractivismos en América del Sur en la investigación, capacitación y acompañamiento a movimientos sociales. Es investigador asociado en la Universidad de California, Davis, y fue el primer latinoamericano en recibir la cátedra Arne Naess en ambiente y justicia global de la Universidad de Oslo. Entre sus últimos libros se cuentan “Extractivismos: ecología, economía y política de un modo de entender el desarrollo y la Naturaleza” y “Derechos de la Naturaleza y Políticas Ambientales”, todos ellos publicados en distintas ediciones en varios países. Extraído de Extractivismos y Corrupción. Anatomía de una íntima relación (2018), Editorial Quimantú.

[6] A modo de enriquecer nuestra lectura en el tema, recomendamos otros breves artículos: “A mayor extractivismo, menor democracia” de Maristella Svampa (https://movimientom4.org/2015/09/maristella-svampa-a-mayor-extractivismo-menor-democracia/), “Maristella Svampa: Megaminería, extractivismo y patriarcado” de Melissa Zenobi (https://www.lahaine.org/mundo.php/maristella-svampa-megamineria-extractivi) y  “Extractivismo Urbano. Debates para una construcción colectiva de las ciudades” de Emilce Heredia Chaz (http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-36552018000100009)

[7] Por commodities entendemos bienes con poca elaboración y que poseen poca diferenciación entre sí, y se maneja a un precio parejo, sin importar su procedencia, como el petróleo, soja, oro o plata.  Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo, Raúl Zibechi, Editorial Quimantú (2016). Cabe destacar que para Zibechi, el modelo extractivo de producción y exportación de commodities como base de la economía es uno de las cuatro características que comparten los gobiernos progresistas, a tal punto que considera al modelo extractivo anclado en los hidrocarburos, la minería a cielo abierto y los monocultivos como la soja, como la clave del éxito económico y las políticas sociales ancladas en transferencias monetarias, así como el eje de la legitimidad de los progresismos en la región. Recomendamos también revisar las Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo de Gudynas, donde estudia las principales características del modelo bajo los gobiernos progresistas: http://ambiental.net/2009/12/nuevo-extractivismo-progresista-diez-tesis-urgentes/

[8] La CEPAL o Comisión Económica para América Latina y el Caribe es una de las cinco Comisiones Regionales de las Naciones Unidas y su sede está en Santiago de Chile. Se fundó para contribuir al desarrollo económico de América Latina, coordinar las acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del mundo. Posteriormente, su labor se amplió a los países del Caribe y se incorporó el objetivo de promover el desarrollo social. Fuente: https://www.ecured.cu/CEPAL

[9] Los monocultivos son plantaciones de gran extensión con árboles u otro tipo de plantas de una sola especie, en donde se utilizan los mismos métodos de fertilización, control de pestes y producción. Las plantaciones más frecuentes son: la caña de azúcar, los cereales, el algodón y el árbol de pino. Este sistema puede alcanzar en un corto tiempo el máximo de producción agrícola y se emplea por lo general donde existe la escasez de mano de obra. Presenta una serie de desventajas en el ámbito ecológico y de la biodiversidad ya que causa el desgaste de los nutrientes del suelo, erosionándolo, reemplazando los bosques naturales, alterando el ciclo hidrológico de la zona, disminuyendo la producción de alimentos para las comunidades colidantes y deteriorando el paisaje, por solo mencionar algunos aspectos. Extraído de https://conceptodefinicion.de/monocultivos/

[10] El fracking o fracturación hidráulica es una técnica que posibilita o aumenta la extracción de gas y petróleo del subsuelo. Para mayor información recomendamos leer el siguiente artículo: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/10/131017_ciencia_especial_fracking_abc_am

[11] “¿Sabes lo que es el IIRSA – “Iniciativa de Integración Regional Sudamericana” y sus Implicancias para los territorios?”: http://www.mapuexpress.org/?p=274