27 dic 2017

Una mirada transfronteriza

A propósito del lanzamiento de “Cruzando fronteras” de Sylvia Marcos*

En la primera versión de la Feria Internacional del Libro de Valparaíso (FILVA) tuvo lugar el lanzamiento de “Cruzando Fronteras: mujeres indígenas y feminismos abajo y a la izquierda” de Sylvia Marcos, a una semana del realizado en el Barrio Yungay (Santiago), durante el Yo me Libro de las Fronteras.


Del mismo modo que en el Barrio Yungay, la mesa de presentación fue conformada únicamente por compañeras. En este caso contamos con Dana Sepúlveda y Patricia López Pereira, ambas pertenecientes a Quimantú y a la Escuela Pública Comunitaria de Las Cañas/Las Huaitecas, así como también con Alejandra Milena**, ilustradora del libro, y por último, con la lamngen Marjorie Huaiqui, mapuche, madre, poetiza y profesora de Historia y Geografía.

La jornada comenzó con una anécdota. Horas antes, una señora que había asistido la FILVA, a propósito del libro de Sylvia Marcos, consultó a quienes se encontraban en el puesto de venta de Quimantú, cómo era posible convocar a las mujeres a “realizar su propia revolución”, y del mismo modo, por qué debían los hombres atenerse a esta, reconstruyéndose de paso, pues según ella, “el machismo era culpa de las mujeres”.

Sabemos que esta situación, más allá de ser una mera anécdota, es una lectura común en los espacios sociales donde nos relacionamos, inclusive en aquellos en donde nos organizamos. Del mismo modo, estamos al corriente de que la concepción de la asistente anteriormente expuesta, forma parte de todo un imaginario fuertemente arraigado en las sociedades contemporáneas, el cual no será fácil erradicar. Las propias experiencias feministas dan cuenta de ello. Con todo, puede que para quienes comúnmente desarrollamos nuestra vida en los suburbios, surja una interrogante: 

¿Por qué acercarnos al feminismo indígena trazado por Sylvia Marcos?

Para empezar, concebir solamente el planteamiento del feminismo indígena es simplificar mucho. En primer lugar, porque Sylvia no aborda tan sólo la experiencia de un pueblo indígena, sino la de decenas de éstas. A saber, en el Primer Congreso Nacional de Mujeres indígenas —en donde participó Sylvia y reunió parte de las citas presentes en el libro—, las congresistas provenían de comunidades tzotziles, tzeltales, tojolabales, zapotecas, por tan sólo citar algunas. 

Además, por el contrario de lo que podríamos suponer, tampoco estudia exclusivamente las pertenecientes o relacionadas de algún modo al movimiento zapatista, puesto que también presenta análisis y testimonios de experiencias —lejanas en principio— de países  tales como Irán, Turquía, lugares como el Neguev de las beduinas o territorios como Jerusalén, esto es, Palestina e Israel.

Es preciso señalar también, como aclara Sylvia, que el libro consta de tres partes. La primera parte alberga sus últimas producciones teóricas, las que por cierto se alejan del formato académico, pues “toda teoría redonda, cerrada, se desmorona ante el primer viento de realidad” como bien sostiene el Subcomandante Insurgente Galeano, aludido por la misma autora. La segunda parte es un conjunto de sistematizaciones, abundantes en citas y referencias. La tercera parte es una suerte de crónica de diversos encuentros con mujeres en resistencia del Medio Oriente, conforme señalamos anteriormente.

Para la autora, “[Cruzando fronteras] es un libro hecho de retazos de insurrección en diferentes ámbitos. Sí, sobre las mujeres; sí, sobre las indígenas; sí, sobre las cosmologías otras; sí, sobre mis andares por el mundo conociendo y re-conociendo experiencias de vida y rebeldía semejantes a las mías, a las de las zapatistas, de las feministas, de las académicas comprometidas con la creación de sociedades justas, sí, pero no en abstracto sino enlazadas y enfocadas desde otro lugar”.

A propósito de las cosmologías otras, cabe comentar que durante la presentación, se sostuvo que la espiritualidad no era sino otra forma de defensa ante los Estados que se suponen laicos, pero que no dudan en demostrar sus fundamentalismos a la hora de legislar sobre el aborto, por citar tan sólo un caso. Ahora bien, también se precisó lo fundamental de realizar tal espiritualidad por fuera de los esencialismos que frecuenta la lectura de las realidades indígenas, esto es, efectuarla críticamente. Ya que como fue manifestado, en lo que respecta al pueblo mapuche, no se puede hacer la vista gorda ante la baja participación de sus mujeres en el ámbito político, ya sea en un rol dirigente o de demandante en la agenda política, por ejemplo. Esto sin obviar la importante contribución de las machis a la espiritualidad —cabe subrayar que esta no es su única función— de las comunidades mapuche, lo mismo que en algunos sectores del pueblo chileno, según quedó demostrado en las diversas jornadas solidarias por Francisca Linconao realizadas a lo largo del país.

Son estas últimas las que demuestran de manera concreta el valor de abordar el feminismo desde una perspectiva de lucha “transfronteriza”, al decir de Sylvia, sobre todo si cobramos conciencia de las distintas arenas que nos ofrece la globalización desde abajo, con toda la posibilidad de apoyos mutuos que éstas nos permiten.


Por otro lado, vale la pena referirse a dos intervenciones hechas durante el diálogo. 

Primero, al testimonio que relataba como una mujer de izquierda, se veía forzada a dejar en su hogar a otra mujer —indígena por cierto— de empleada doméstica, mientras se dedicaba a su vida pública, la misma en donde trataba cuestiones referentes a la política, y paradójicamente, a la emancipación de la mujer.

Segundo, a una demanda de instrucción en torno al feminismo realizada por hombres asistentes. Al respecto, consideramos que hasta cierto punto, la orientación femenina es más que un aliciente y los espacios de diálogo son indispensables. Pero sin embargo, el tema de fondo en este caso, es asumir la necesidad de nuestra autoformación al respecto. Existe una necesidad profundamente política en ello, y por cierto, urgente, en abrir aquellos “puentes”, al decir de Sylvia, que aunque inestables, nos produzcan vértigo y a veces temor, nos permitan imaginar una vida nueva, otro camino y otro mundo con nuestras compañeras.

Por último, creemos importante mencionar que el lanzamiento de “Cruzando fronteras” supuso no sólo un debate de ideas, sino que análogamente y de forma espontánea, fue un espacio de naciente sororidad, en donde presentadoras y asistentes pudieron entregarse amor, alegría y complicidad, algo que a pesar de lo breve fue igualmente significativo, si tomamos en cuenta la aguda violencia de un sistema que cada día cobra más vidas de mujeres, asesinadas o torturadas por el mero hecho de serlo. 

A decir verdad, para Quimantú, la sola posibilidad de facilitar instancias fraternas como la anteriormente expuesta, le otorga un especial sentido a la publicación de libros, sino es que en resumidas cuentas, se admite como uno de los motivos fundamentales de su existencia como editorial.

* Sylvia Marcos es una comprometida investigadora feminista, editora y compañera de la Sexta Internacional del EZLN, autora de números artículos, investigaciones y libros, entre los que se encuentran “Diálogo y diferencia: retos feministas a la globalización” (2008), “Mujeres indígenas, rebeldes zapatistas” (2012), “Senti-pensar el género” (2013, junto a Georgina Méndez, Xuno López Intzin y Carmen Osorio) y “Mujeres indígenas y cosmovisión descolonial” (2014), entre otros. 

** Las ilustraciones presentes en el artículo corresponden a la autoría de Alejandra Milena.


Por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo

13 dic 2017

“Yo me Libro” celebra nueva versión este sábado

Este 16 de diciembre tendrá lugar el “Yo me Libro de las Fronteras”, 14ª versión de una feria popular y autogestionada que agrupará a diversos colectivos, vinculados principalmente al ámbito editorial, la cultura y la organización popular, y que en esta ocasión contará con una olla común, pasacalle, talleres para toda la familia, diversos lanzamientos, música, un conversatorio, la proyección de un documental así como algunas intervenciones artísticas.  

Afiche del “Yo me Libro de las Fronteras”, 14ª versión de esta feria popular.

La jornada comenzará con un pasacalle a cargo de Chiquitunkus, una agrupación de danza tinku compuesta principalmente por niñas, surgida en el 2014 desde los Talleres Libres Veintiséis de Enero, ubicados en la Población La Bandera.

Más tarde se dará inicio a los talleres. El primero será el taller de Encuadernación Japonesa y Rústica a cargo de Editorial Mestiza, comenzará a las 15:00 hrs. Más tarde, a las 16:00 hrs. se realizarán en paralelo el Taller de Cuentacuentos, a cargo de los Talleres Libres Veintiséis de Enero y el Taller de impresión serigráfica a cargo del taller Malas Palabras.

Seguidamente será el momento de la música, a cargo de la banda Alpaca Mackenna, que nos presentará un rock con “síndrome de personalidad múltiple”. 

A continuación tendrán lugar los lanzamientos. En el año del centenario de la Revolución Rusa, los primeros lanzamientos abarcarán este hito. El primer lanzamiento será a las 17:30 hrs., con la presentación de “¿Qué hacer?” a cargo de Editorial La Pajarilla. Luego, a las 18:00 hrs. será el momento de la mesa conjunta para los lanzamientos de “¡Todo el poder a los soviets¡”, de Miguel Silva, y la reedición de “Diez días que estremecieron al mundo”, de John Reed, ambos editados por Quimantú.

Más tarde, a las 18:45: hrs. tendrá lugar el lanzamiento de “Kurdistán: desmantelando al Estado desde el Confederalismo Democrático”, presentado por Editorial Pensamiento y Batalla y el Comité de Solidaridad con Kurdistan chileno-mapuche, el que será seguido por el lanzamiento de “Cruzando fronteras. Mujeres indígenas y feminismos abajo y a la izquierda”, de Sylvia Marcos, presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a cargo de Quimantú. Por último tendrá lugar el lanzamiento de “Hoy peleas y otros relatos” (La Maceta Ediciones), con la lectura de Facundo Morinigo, su autor, oriundo de Buenos Aires.

Posteriormente, a las 20:15 hrs. se dará paso al Conversatorio “Derribando las fronteras: migraciones, racismos e interculturalidad”, a cargo de Movimiento de Acción Migrante - MAM y Comité de Vivienda Latinoamérica Unida. En éste participarán Mabel Cobos (Movimiento Acción Migrante - MAM), María Emilia Tijoux (Académica Universidad de Chile), Walex Pierre y Daniel Millán (ambos del Comité de vivienda Latinoamérica Unida del Barrio Yungay).

Para cerrar la jornada, tendrá lugar la proyección del documental “Trans_Icion”,trabajo realizado por estudiantes del Colegio Barrie Montessori a cargo de Espacio Ailanto, junto a algunas intervenciones de arte.

La cita es para encontrarnos este sábado 16 de diciembre a las 12:00 hrs. en el Parque Portales del Barrio Yungay, frente al Centro Cultural Taller Sol (Portales #2615), a tan sólo cuadras de la estación de metro Cumming. 

1 dic 2017

Privados de libertad, no de dignidad

El 8 de diciembre del 2010 una tragedia enlutó la vida de decenas de familias, dejando además a todo el mundo desconcertado. Tan sólo unas horas antes, un incendio en la cárcel de San Miguel había producido la muerte de 81 reos y dejado a otros 13 gravemente heridos.  El hecho produjo varios motines e intentos de estos, así como huelgas en diversos recintos penitenciarios del país.

La cárcel de San Miguel durante el siniestro. Recuperado de https://ww3.museodelamemoria.cl/cartelera/lanzamiento-libro-fuego-en-la-carcel-de-san-miguel/

Preliminares de una catástrofe anunciada

Durante aquella fatídica madrugada del 8 de diciembre, un grupo de internos de la cárcel, subdivididos en “la pieza chica” y “la pieza grande”, —espacios particularmente precarios, desprovistos de iluminación y ventilación— luego de haber ingerido alcohol, comenzaron una riña en donde utilizaron elementos cortopunzantes de distintas dimensiones y un balón de gas acondicionado como lanzallamas (1).

El uso de este último fue lo que detonó las llamas, que empezaron a propagarse alrededor de las 5:00 horas. Los bomberos fueron recién alertados a las 05:47 horas, vía telefónica por un propio interno. Para aquel entonces, el fuego había consumido por completo el ala sur del penal, dejando atrapados a los internos y comenzando a matar por asfixia a  los reos del ala norte. Recién a esa hora se registraron movimientos de Gendarmería (2).

Los gendarmes no utilizaron los escasos mecanismos ni protocolos de emergencia existentes, además la infraestructura disponible (mangueras, red seca y húmeda) no funcionó. A esto se suma el hecho de que las pésimas condiciones de la Cárcel de San Miguel eran ya conocidas por la autoridad. Sin embargo, no se adoptó ninguna modificación presupuestaria para mejorar su condición general.

Como si esto fuera poco, luego de la tragedia, no se proveyó ningún recurso judicial efectivo para las víctimas. Dicho en otros términos, el Estado, luego de haber generado las propias condiciones de una catástrofe sin precedentes en la historia del país, no se hizo cargo siquiera de ofrecer un reparo a las familias de las víctimas. Fue ante tales circunstancias que familias de los internos fallecidos decidieron fundar la agrupación 81 Razones por luchar —a partir de ahora 81 Razones—, con el lema “privado de libertad pero no de dignidad”.

César durante una de las sesiones del juicio realizado a los responsables del incendio.
Recuperado de http://81razonesxluchar.blogspot.cl/2013/08/

Muchas más que ochenta y un razones 

Desde su fundación —a fines del 2010— hasta el presente, 81 razones se ha encargado de buscar mejoras para la situación de los internos en las distintas regiones del país, a través de asesorías jurídicas, pero por sobre todo, atención y afecto. Asimismo, suele convocar a una velatón conmemorativa los primeros días 8 de cada mes, al tiempo que colabora con otras instancias reivindicativas o solidarias con personas encarceladas.

Según nos cuenta César Pizarro, presidente de 81 Razones, hermano de Jorge Manríquez —uno de los internos fallecidos en la Torre 5 de la cárcel San Miguel— la organización colabora “con quienes se encuentran atados de manos, se les considera escoria, una piedra en el zapato”.

Ésta considera fundamental organizarse desde la cárcel, ser la contraparte a los carceleros, buscando educar y reinsertar a los internos en sus propias Poblaciones, evitando aumentar la “clientela” en la cárcel. Para César, esto se logra a través de la autoeducación, con la enseñanza piel a piel, con quienes no tienen las condiciones para ello. “En una nueva sociedad, fraternal, no habría hambre, nuestros viejos no se morirían en la más profunda soledad”, señala.

La agrupación se vio obligada a conformarse como una organización no gubernamental, para atenuar así la persecución y hostigamiento por parte de Gendarmería. Si bien la institución todavía les segrega, han logrado varios avances judiciales. Sabido es para la propia institución los despidos debido a las constantes solicitudes de información por ley de transparencia, por citar un ejemplo. Asimismo, no han podido aminorar el respeto con el que 81 Razones cuenta tanto en las cárceles como fuera de ellas.

Además de esto, con el gran esfuerzo que realiza la agrupación a diario, no ignora las problemáticas de fondo en el régimen carcelario. En efecto, conoce a fondo el hecho de que las cárceles están lejos de efectuar su rol de reinserción social. Por plantear tan sólo una interrogante: si la cárcel tiene como objetivo aislar a los individuos supuestamente peligrosos, ¿por qué los reúne con otros individuos todavía más peligrosos sin mayor diferenciación? Es decir, ¿acaso no es ésta misma la que produce reincidencia delictual? De hecho, lo hace en un espacio en donde se sabe que los individuos no tienen garantía alguna para sus derechos, al tiempo que se ven forzados a crear sus propias reglas en un espacio saturado de violencia, comenzando por la ejercida desde Gendarmería.

Pero hemos citado sólo una contradicción entre las tantas que podemos encontrar en los regímenes carcelarios. El asunto es que ésta, como la cárcel en sí, es del todo funcional con la política de Estado. Foucault, en una conferencia pronunciada en 1976 en la Universidad del Brasil, en relación con los despropósitos de la cárcel, señaló:

“Cuanto más delincuentes existan, más crímenes existirán; cuanto más crímenes hayan, más miedo tendrá la población y cuanto más miedo en la población, más aceptable y deseable se vuelve el sistema de control policial. La existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que explica por qué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se tratase de una novedad cada nuevo día.” (3)

De esta forma se hace evidente que antes de cambiar las condiciones internas de la cárcel, es la sociedad en su conjunto la que debe transformarse. Y es César quien lo ratifica, desde su propia experiencia en la agrupación 81 Razones

Una necesidad que por cierto, alcanza para reflexionar hasta de ciertas organizaciones “anticarcelarias”, que a través del sectarismo, muchas veces obstaculizan la solidaridad con los reos. Al menos para 81 Razones no existen colores o caudillos que pesen por sobre el grueso de quienes sufren la condena de la cárcel y los prejuicios de la sociedad.  En efecto, “el enemigo es uno sólo”, asegura César.  

Él también comenta que ha existido vínculos con presos políticos mapuches, a pesar del divisionismo que la propia Gendarmería ha generado en las cárceles, por ejemplo, al fomentar la distinción entre presos “comunes” y presos “mapuches”, como también al utilizar reos nuevos para amedrentar o inclusive intentar liquidar a  los segundos. 

Sin embargo, a pesar de todo el trabajo realizado, las condiciones carcelarias poco han cambiado luego del incendio en la cárcel de San Miguel. César lo sabe y advierte que hay muchas cárceles que están peor que San Miguel antes del incendio. En cualquier momento podría producirse una tragedia semejante, o quizás peor, nos cuenta.

En el documental “Sangre de Uno - Derechos Humanos y prisión” (4), se relata que tan sólo desde 2011 hasta 2016 se produjeron 886 decesos en 59 centros penitenciarios chilenos. 420 muertes fueron por enfermedades, 297 por riñas o agresiones y 124 por suicidios. 

Asimismo, durante el 2014 un 35% de los internos denunció haber sufrido maltrato físico por parte de funcionarios y un 19% por parte de otros internos. El mismo año, 211 personas privadas de libertad aseguraron ser víctimas de torturas mientras se encontraban castigadas.

Lienzo con los rostros de los 81 reos fallecidos durante el incendio. Utilizado durante la velatón realizada el 8 de febrero del 2012. Recuperado de http://81razonesxluchar.blogspot.cl/2012/03/2da-velaton-ano-2012-miercoles-8-de.html

La negligencia colma las cárceles de Latinoamérica

En el continente es larga la lista de incidentes similares a lo ocurrido en la cárcel de San Miguel. Cabe señalar entre algunos, el ocurrido en 1994, en Maracaibo, Venezuela, en donde al menos 108 reos perdieron la vida en un intento desesperado por escapar del humo que los ahogaba.

Diez años más tarde fallecieron 107 reclusos y 26 resultaron heridos en un incendio registrado en el presidio de San Pedro Sula, en el norte de Honduras. Un año más tarde, 135 personas perdieron la vida en un incendio en la prisión de Higuey, al este de Santo Domingo, capital de República Dominicana.

Durante el 2012 en el recinto penal de Comayagua, Honduras, el mismo horror produjo la muerte de más de 382 reos, dejando a varios otros heridos y a 50 desaparecidos. La agrupación 81 Razones no dudó en solidarizar con las familias de las víctimas hondureñas.

Sin haber concluido el amargo repertorio de incendios en las cárceles latinoamericanas, cabe sumar los tristemente célebres casos de la Matanza en los penales del Perú (1986), o la Masacre de Carandiru en Brasil (1992), en los que junto a los anteriores, coincide la negligente gestión de las Penitenciarías y el Estado, la represión policíaca y militar, y en definitiva, una sistemática e ininterrumpida violación de los derechos humanos en América Latina.

Al tiempo que se mantenemos la memoria viva de los 81 presos y de todos quienes han perdido su vida en medio de las paupérrimas condiciones que ofrecen las cárceles en Chile y el mundo, consideramos que la crudeza de esta tragedia nos exige hacer algo más que un ejercicio de memoria. Pues al decir de Theodor Adorno, la barbarie persistirá mientras perduren en lo esencial las condiciones que la hicieron posible.


Por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo

Notas

1. La información aquí expuesta proviene en gran medida del artículo “El incendio de la Cárcel de San Miguel, su veredicto absolutorio y las obligaciones internacionales de protección de los derechos humanos involucrados” de Karinna Fernández Neira y Nancy Carmina García Fregoso, disponible en http://www.anuariocdh.uchile.cl/index.php/ADH/article/download/37494/39174

2. Cabe señalar que a diferencia de otros Estados en donde la Gendarmería se desempeña como un cuerpo de seguridad (pública o fronteriza) del Estado, la Gendarmería de Chile cumple las funciones de guardia de prisiones, transporte de reos y custodia de edificios del Poder Judicial.

3. Tomado de la conferencia de Michel Foucault “Las redes del poder”, pronunciada durante 1976 en la Facultad de Filosofía de la Universidad del Brasil. Disponible en http://mundo-perverso.blogspot.cl/2007/11/las-redes-del-poder.html

4. “Sangre de Uno - Derechos Humanos y prisión”. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=Y6ZTSj4bZzA&feature=share . Existe también otro documental relacionado con la agrupación 81 razones, disponible en web, titulado “81 razones” (2012). Se encuentra disponible en https://www.youtube.com/watch?v=nxn8VvXOYTk

31 oct 2017

La ascensión del albatros

A cien años de la Revolución de Octubre

“¡Dejen que la tormenta estalle con toda su fuerza!, graznó el albatros, mientras volaba orgulloso entre los relámpagos, irritado con el mar rugiente”, es parte de lo que anuncia “El canto del albatros”(1), un poema compuesto por Máximo Gorki en 1901. El pájaro representa al pueblo ruso de aquel entonces, de allí a que vea con esperanza la tormenta que agita el mar. Este poema pasó a ser bastante popular durante la Revolución de Octubre, de la que dicho sea de paso, conmemoramos sus cien años.

No es mucho lo que se ha realizado hasta ahora en materia de conmemoración a la Revolución Rusa. Entre las actividades que vale la pena mencionar, está la Conferencia Internacional: “A 100 años de la Revolución Bolchevique. La experiencia de los ‘socialismos reales’ y los dilemas del mundo contemporáneo”, preparada por el Instituto de Humanidades y la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales.

Aunque desprovistas de la audacia del albatros de Gorki, ciertas ponencias y conferencias ofrecieron oportunas líneas de discusión en relación a la Revolución de Octubre, que sin haber salido de los márgenes académicos, vale la pena compartir. De ese modo, aprovecho de aclarar que me referiré específicamente a la conferencia de Sheila Fitzpatrick, denominada "Was the Russian Revolution a Failure?" (¿Fue la Revolución Rusa un fracaso?), así como a la mesa redonda que llevó por título “El ‘internacionalismo proletario’, la Guerra Fría y los movimientos revolucionarios en Latinoamérica”.

“¡Dadnos más tanques!”, cartel creado por El Lissitzky en 1941, que sirvió como afiche 
de la Conferencia Internacional: A 100 años de la Revolución Bolchevique. La experiencia 
de los ‘socialismos reales’ y los dilemas del mundo contemporáneo.

Acerca de la influencia de la Revolución Rusa en Nuestra América

La Revolución Rusa, sigue siendo sin duda alguna, uno de los procesos más trascendentales del siglo XX, que contribuyó de manera decisiva al desarrollo de diversos movimientos revolucionarios en el mundo. Nuestra América no estuvo exenta de su impacto. De ahí que fuese imperativo asistir a la mesa redonda mencionada anteriormente, en donde cinco académicos(2) abordaron la compleja relación que hubo entre la Unión Soviética y América Latina, especialmente durante las primeras décadas de la Revolución de Octubre.

En línea gruesa, las ponencias coincidieron en la necesidad de superar la supuesta hegemonía “cominterniana” en el movimiento comunista latinoamericano. Aunque más de un caso pareciese confirmar un alto grado de subordinación —es cuestión de tan sólo tomar en cuenta la historia del Partido Comunista local—, lo cierto es que las experiencias tuvieron un desarrollo más bien desigual, no viéndose homogéneamente sujetas a las directrices de Moscú. 

Sabemos además, que no podríamos  concebir las particularidades de la región en materia de movimientos revolucionarios sin tratar los movimientos independentistas, indigenistas, y aquellos relacionados con la teología de la liberación, así como la conformación de una Internacional Socialista —opuesta a la influencia de Moscú—, y por supuesto, la influencia de la Revolución Cubana, que marcó el continente pasada la segunda mitad del siglo XX. No obstante, tales itinerarios merecieron apenas algunas menciones durante la mesa.

En el marco de lo heterogéneo del desarrollo de los partidos comunistas en el continente, cabe mencionar el caso brasileño, que destaca por haber sido fundado por ex-anarquistas, así como por sus conexiones militares —como es el caso de Luís Carlos Prestes—, siendo estas últimas fundamentales a la hora de fraguar la insurrección comunista de 1935. Su fracaso habría influido en el temprano anticomunismo, afianzado ya para el Golpe de Estado en Brasil de 1964.

Cabe señalar que se acusó la falta de estudios en relación con el anticomunismo latinoamericano, del que se aseguró, no sólo fue ampliado a partir de la propaganda liberal, sino que también a través de las propagandas nacionalista y católica, así como en el denominado “anticomunismo de izquierda”, el anarquismo, en el que se puso especial énfasis. 

Al respecto, en el plano local, se propuso reemplazar la idea de que después de la Revolución Rusa no tuvo mayor relevancia el anarquismo en Chile —idea sostenida por autores como Sergio Grez—, tomando en cuenta el notable desarrollo de los anarquismos iquiqueño, pampino y porteño, los que no permitieron ser desplazados por la “hegemonía bolchevique”. Es más, el anarquismo local permitió reabrir la amplia discusión en torno a la cuestión del poder, a partir de la experiencia soviética.

En aquel entonces, tomando en cuenta que gran parte del mundo quería conocer lo que ocurría en la URSS, se sabe que la prensa obrera nacional de la época contó con dos focos de información: el primero fue el aspecto testimonial en relación a viajes realizados a la naciente Unión Soviética. Información que fue recopilada  a partir de relatos que provinieron preponderantemente de extranjeros que habían llegado a Chile.

El segundo en tanto, fue el aspecto conmemorativo en torno a la denominada “pascua roja” —como también se le denominó en el país a la Revolución de octubre—, que a diferencia del caso anterior, provino comúnmente de organizaciones y dirigentes locales.

Por otra parte, en el caso argentino —como también ocurrió en ciertas orgánicas anarquistas en Chile—, la Revolución de Octubre fue leída en clave consejista. Hubo pues, en el país trasandino, entre el Cordobazo y el golpe de Estado de 1930, toda una efervescencia política-cultural que se vio alcanzada por la conmoción del proceso soviético, lo que quedó demostrado a través de revistas como Cuasimodo u Oriente, teniendo a referentes tales como José Ingenieros, que tomó de discípulo a un joven Aníbal Ponce, quien a su vez sería de gran influencia para Héctor Pablo Agosti, el mismo que en 1950 comenzó la primera traducción de Gramsci en español.

En otro orden de ideas, durante la mesa también se afirmó que la Revolución Rusa dotó de un rico imaginario a un amplio espectro de organizaciones revolucionarias, por fuera de la institucionalidad de los partidos comunistas, y como sabemos, lo sigue haciendo hasta el día de hoy. Ahora bien, según se enfatizó, las primeras lecturas del proceso comúnmente fueron:

1) Los soviéticos como constructores de un mundo nuevo
2) Gestión y conducción política de una sociedad socialista
3) Determinación de una concepción de socialismo

A partir de esto, también se señaló que las influencias todavía vigentes en América Latina son:

1) La concepción de imperialismo como fase superior del capitalismo
2) El partido marxista-leninista como organización de vanguardia para la revolución
3) El socialismo en tanto control estatal de los medios de producción

Este último sea quizás el modelo más “exitoso” en la región, como lo han demostrado los últimos gobiernos progresistas —el kirchnerismo en Argentina, la Bolivia de Evo, el Brasil de Lula y Dilma, el Ecuador de Correa—, los que como señala Raúl Zibechi, “han intentado definir un modelo propio de desarrollo basado en protagonismo estatal con la economía de mercado.”(3) 

Curiosamente, el mismo autor se vale de la Revolución Rusa para sacar algunas conclusiones acerca de los límites y problemas que han enfrentado otras experiencias revolucionarias posteriores, tanto en el mundo como en Nuestra América, experiencias en este caso, “progresistas”.

A modo de término, considerando que la totalidad de los expositores pertenecen a la disciplina de la Historia, no está demás exhibir las líneas de análisis que fueron propuestas para medir el impacto de la Revolución Rusa en la región, desde el campo historiográfico:

1) Historia de la intelectualidad comunista en el continente 
2) Historia institucional de los partidos comunistas y su relación con la Comintern
3) Historia de las relaciones entre la URSS y los Estados latinoamericanos 
4) Historia del anticomunismo en la región

Cartel de propaganda soviética que data de 1920, 
que hemos traducido como “¿Te inscribiste en los trabajos voluntarios?”

¿Fue la Revolución Rusa un fracaso?(4)

Es la interrogante que planteó Sheila Fitzpatrick(5) a partir del repaso de diversos historiadores contemporáneos, muchos de los cuales tildan la Revolución de Octubre indiscriminadamente como tal, sino es que como una tragedia. Pero la historiadora, antes de asumir una posición al respecto, propone considerar los alcances que representa un fracaso. Se pregunta de esa forma, si en este caso, el fracaso significa no haber logrado la Revolución. Y de ser así, ¿qué porcentaje de metas no logradas son iguales a un fracaso?

Para ella, hablar de fracaso suele encarnar un juicio subjetivo, tendencioso políticamente hablando, acorde a la historia que queramos contar o hayamos escogido, lo que dista de todo análisis concreto de la situación concreta, en términos de Lenin. El mismo caso suele verse, cuando por el contrario, tildamos unilateralmente a un proceso revolucionario como “exitoso”.

A esta condición ambivalente de éxito, se suma la problemática de cuándo empieza y cuándo finaliza una Revolución. En relación al “final” de la Revolución, hay quienes consideran que este se efectúa en el mismo mes de octubre (1917). Para otros en cambio, concluye con la victoria en la Guerra Civil Rusa (1917-1923). Hay para quienes la Revolución termina con la muerte de Lenin (1924). Asimismo, están los que afirman que esta cesó conforme Stalin se hizo del poder total (1927), sin desconocer a quienes consideran que la Revolución acaba con la Disolución de la Unión Soviética (1990-1991).

En lo que a Fitzpatrick respecta, la Revolución Rusa finaliza cuando la Unión Soviética ingresa a la Segunda Guerra Mundial. Pues la historiadora asegura que antes de 1941, la Revolución de Octubre era la base del régimen soviético. Sin embargo, concluida la guerra, es la victoria de la Gran Guerra Patria o Gran Guerra Patriótica la que pasa a ser el nuevo cimiento, de modo que el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) le reasigna otro lugar en la historia a la Revolución de Octubre.

Asimismo, la autora de la “La Revolución Rusa”, aprovechó de referirse a la comparación de ésta con la Revolución Francesa que los mismos bolcheviques solían favorecer, quienes habrían asimilado una revolución que manifestándose al principio de forma violenta —como lo fue la “toma del poder”—, seguía su curso a través de un “período de reconstrucción”. En el caso soviético, tal período habría sido substituido por la “revolución desde arriba” conducida por Iósif Stalin, a través de las políticas radicales de colectivización e industrialización, que como sabemos, fueron más tarde sucedidas por la Gran Purga.

No está demás comentar que de forma previa a la conferencia, la historiadora concedió una entrevista a La Tercera, que consideramos tiene significativa relevancia. Esto porque al ser consultada por estos 100 años y por cómo se perciben en Rusia, la autora señaló: “El centenario es un bochorno para el gobierno de Putin, porque no están seguros de lo que piensan acerca de la Revolución. Stalin, entendido como constructor de la nación, encaja fácilmente en el pasado utilizable, pero con Lenin y la revolución bolchevique el asunto se complica. Así las cosas, no están planeando ninguna celebración pública: sólo unas pocas conferencias académicas”(6).

Cien años han desde que aquel albatros descrito por Gorki, decidió cruzar la tormenta. Es demasiado lo podríamos agregar al respecto, pero no olvidemos que un artículo se identifica por su brevedad. Por ello, quizás lo más pertinente para terminar un minúsculo repaso por la Revolución de Octubre, sea que uno de sus propios protagonistas, nos introduzca a ella. En su colosal obra, “Historia de la Revolución Rusa”, León Trotsky expresa: 
“En los primeros meses del año 1917 reinaba todavía en Rusia la dinastía de los Romanov. Ocho meses después, estaban ya en el timón los bolcheviques, un partido casi ignorado a principios de año y cuyos jefes, en el mismo momento de subir al poder, se hallaba aún acusados de alta traición. La Historia no registra otro cambio de frente tan radical, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos ante una nación de ciento cincuenta millones de habitantes. Es evidente que los acontecimientos de 1917, sea cual fuere el juicio que merezcan, sin dignos de ser investigados.”(7)
Notas

1. “El canto del albatros” (1901), Máximo Gorki. Disponible aquí.

2. Los académicos presentes durante las jornadas con sus respectivas ponencias fueron Santiago Aránguiz (Universidad Diego Portales): “Los constructores del mundo nuevo. Rusia soviética y el comunismo chileno”, Tania Harmer (London School of Economics): “Repensando la guerra fría en América Latina: legados e impactos de la revolución bolchevique”, Rodrigo Patto Sá Motta (Universidad Federal de Minas Gerais): “Comunismo e anticomunismo no Brasil, antigos e novos combates: 1935/1964”, Adriana Petra (Universidad Nacional de San Martín / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas): “Reverberaciones y lecturas de la Revolución Rusa y la URSS en la cultura argentina. Desde Octubre a la Guerra Fría” y Tobías Rupprecht (Exeter University): “Ecos de la ‘Aurora’. 100 años de la Revolución en América Latina”.

3. Zibechi, Raúl (2016). Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo. Santiago de Chile, Quimantú.

4. La conferencia de Sheila Fitzpatrick puede encontrarse aquí: Conferencia "Was the Russian Revolution a Failure?" - Audio Traducción 

5. Sheila Fitzpatrick (1941, Australia) es profesora de historia en la Universidad de Sidney, profesora emérita de la Universidad de Chicago y está especializada en la Unión Soviética. Es autora de “Historia de la Revolución Rusa”, “El equipo de Stalin”, “Lunacharski y la organización soviética de la educación y de las artes (1917-1921)”, entre otros. “Historia de la Revolución Rusa” puede ser descargado gratuitamente aquí.


7. Trotsky, León (1972). Historia de la revolución Rusa. Tomo I. Santiago de Chile, Editora Nacional Quimantú.


Por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo

20 oct 2017

Población Pablo de Rokha: primeros esbozos

En vísperas del “De Rokha al sistema” —por realizarse mañana en la Población Pablo de Rokha, ubicada en la comuna de La Pintana—, consideramos importante señalar, que su preparación incluyó un taller integrado de danza tinku, cosmovisión andina y muralismo por parte de sus organizadores, así como también una micro investigación acerca de los orígenes de la Población, actualmente en curso. En el presente artículo nos referiremos a lo último.

Monumento a Pablo de Rokha ubicado en la Población del mismo nombre, inaugurado en el año 2004 por Jaime Pavez.

Tomando en cuenta que toda información recogida acerca de los orígenes de la Población, no podía provenir sino de sus propios protagonistas, se decidió entrevistar presencialmente a algunos de los primeros pobladores de Pablo de Rokha (1), lo que  suponía nos permitiría no sólo rescatar su pasado, sino también el nuestro, permitiéndonos cuestionar el presente, haciendo los primeros intentos por reconstruir un tejido social a todas luces descompuesto, y del mismo modo, buscando restaurar colectivamente una dignidad que se suponía dejada de lado.

Consideramos además que, al decir de Nicolás Acevedo, para comprender el pulso de esta época —a propósito de la coyuntura en la que se conformó la Población Pablo de Rokha y tantas otras—, habría que imaginar el bullicio incesante de un país poblado mayoritariamente por niños, en el que todo estaba por hacer: los barrios, las ciudades y las revoluciones constituían un horizonte, y no sólo un episodio más en el catastro de los dolores de la clase popular (2).

Fue así como el sábado 14 de octubre tuvimos la oportunidad  de entrevistarnos con Don José (77) , Doña Teresa (79) y Don Ramón (89), quienes han sido vecinos de la Población Pablo de Rokha  desde sus  comienzos, y que por distintas razones, no les gustarían dejar. 

Según relataron, la Población se originó a fines de la década del 60’—entre 1967 y 1969—, sobre los mismos terrenos en donde alguna hubo sitios eriazos, criaderos de cerdos, trigales, alamedas e higueras. Existe la versión pues, de que el nombre de la población se debió a que allí se ubicaba un fundo llamado Pablo de Rokha, o que inclusive, habría sido este mismo su dueño (3).

La urbanización del territorio habría sido a partir de los esfuerzos del comité Chile Construye Mediaguas, en el marco de una de las tantas “operaciones sitio” (4) que se dieron en la Región Metropolitana, mediante una “autoconstrucción” que demandaba a los recién llegados vecinos encargarse de levantar las distintas casas durante jornadas diarias de trabajo comunitario. La misma casa de Doña Teresa sirvió alguna vez de bodega, donde su madre se encargó tanto de entregar los diversos materiales que se requerían para las nuevas casas, como de llevar la cuenta de los mismos.

Para quienes prácticamente estuvieron desde el comienzo de la Población, siendo así partícipes de todas las transformaciones sociales y estructurales de ésta, es coincidente que haya sido el trabajo comunitario, fraterno y solidario presente en la autoconstrucción, uno de los aspectos que más se añora actualmente, puesto que ya no existe aquella unidad de antaño en el sector. Como enfatizó Doña Teresa, antes se era humilde en el barrio, pero había felicidad.

Luego del Golpe de Estado, la Población Pablo de Rokha, como muchas, fue allanada continuamente. Asimismo, no tardó también en emprender una resistencia contra la dictadura. Son conocidos los casos de “recuperación” de camiones de pollos en la zona. Sin embargo, uno de los sucesos de esta índole más recordados, es la fallida recuperación de un camión de calzado,  donde se obtuvieron sólo  pies derechos,  es  decir, se transportaban sólo muestras de calzado, debido a su inseparable gracia, este error se haría legendario en la Población.

En relación al nombre de la Población, y contrastando las anteriores versiones, los vecinos  apuntaron a que bien podría deberse a una gestión municipal, que en aquel entonces le habría correspondido a La Granja —puesto que La Pintana, comuna que actualmente posee la jurisdicción del sector, se conformó recién durante 1984—. Esto no es algo no casual, si tomamos en cuenta que el poeta de Licantén se quitó la vida en 1968.

Sin ánimo de encontrar una definición única o absoluta para Población, creemos que el mismo Pablo esboza una descripción, a nuestro gusto, fiel con sus características, y que debe leerse a modo de autorretrato de la misma:
“[…] La ancha belleza subconsciente, trágica, matemática, fúnebre, guía mis pasos en la oscura claridad; cruzo las épocas cantando como en un gran sueño deforme, mi verdad es la verdadera verdad […]” (5) 
Estamos de acuerdo con Nain Nomez (6), para quien no es fácil discernir hasta qué punto se diferencia en De Rokha al poeta forjador de mitos del mito propiamente tal. Siendo así, ¿por qué no concederle pues, un carácter mítico a esta Población? 

Puede que la ruta libertaria que alguna vez emprendió Pablo de Rokha junto a Lázaro Cárdenas, presidente de México en aquel entonces, tras las huellas de Emiliano Zapata, el “Atila del sur”, continúe por las calles de la Población que hoy lleva su nombre,


Notas


1. Pablo de Rokha, autor de una de las producciones poéticas más contestatarias y polémicas que emergieran en Latinoamérica a mediados del siglo XX, Pablo de Rokha —seudónimo de Carlos Díaz Loyola— nació en Licantén, Región del Maule el 17 de octubre de 1894. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1965 por una obra siempre fiel a una visión de mundo rupturista y receptiva a los elementos de la modernidad, pero profundamente enraizada en lo chileno. El 10 de septiembre y a los 73 años de edad, el poeta se quitó la vida. Fuente: memoria chilena http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3636.html

2. Acevedo, Nicolás (Coordinador) (2017). Voces del siglo XX. Testimonios de protagonistas populares del siglo pasado. Santiago de Chile: Editorial Quimantú.

3. Lo cierto es que la última residencia de Pablo de Rokha fue en La Reina, no habiendo ningún hecho que constate estas ideas.

4. La “operación sitio” fue una política de poblamiento implementada durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970), que consistió básicamente en la entrega de  créditos a pobladores para adquirir terrenos dotados de urbanización básica —es decir: letrinas, calles ripiadas, soleras, pilones de agua potable y tendido eléctrico—, siempre y cuando éstos contasen con un ahorro previo en la CORVI o Caja de Habitación en la Corporación de la Vivienda, siendo además responsables de construir sus hogares en última instancia.

5. Tomado de Los gemidos (1922), Pablo de Rokha. Editorial Multitud.

6. Nain Nomez (Talca, 1944), Es profesor de Filosofía de la Universidad de Chile, Master of Arts de Carleton University y Ph. D. en la Universidad de Toronto, Canadá. La cita hace referencia a un comentario realizado durante una conferencia titulada “La influencia de Pablo de Rokha en las letras nacionales”, que tuvo lugar el 11 de agosto del presente año, durante el Ciclo de conversatorios rokhianos.


Por Ignacio Andrés
América  Latina desde Abajo

13 oct 2017

“De Rokha al sistema”: Pablo de Rokha en la Pablo de Rokha

Luego de meses de encuentros, diálogo y talleres, este sábado 21 de octubre se realizará la actividad “De Rokha al sistema”, desde el mediodía en el Jardín Atipiri de la Población Pablo de Rokha.

Distintas organizaciones sociales, relacionadas al arte, la educación y la edición de libros,realizarán la jornada “De Rokha al sistema”, este sábado 21 de octubre desde las 12:00 horas en el Jardín Atipiri, ubicado en Padre Hurtado #13888, La Pintana, la que contará con una jornada muralista, una feria libre, editorial y organizacional, olla común, talleres gratuitos, un pasacalle poético, proyecciones, teatro, música y mucho más.

En la oportunidad, Editorial Quimantú lanzará la primera reedición del libro de Pablo de Rokha, “Estilo de masas”, publicado originalmente en 1965 y que contiene poemas tales como el célebre “Oceanía de Valparaíso”, “Los rotos chilenos” o “Tonada a la posada de Don Lucho Contardo”, entre otros, además de la “Carta perdida a Carlos de Rokha por Pablo de Rokha”, prosa dedicada a su hijo, fallecido tan sólo unos años antes de la publicación.

Como preparación del encuentro, desde agosto se realizó un taller integrado de danza tinku, cosmovisión y muralismo. Esta actividad es la primera de su tipo en la Población Pablo de Rokha, por lo que invitamos a todos y todas a formar parte de ella, pensada para toda la familia.


Editorial Quimantú



12 oct 2017

Ernesto, carne y hueso de los sueños

Con motivo del cincuentenario de la caída del Comandante Ernesto “Che” Guevara, durante la tarde del viernes 6 de octubre se realizó un homenaje en el frontis de la Casa Central de la Universidad de Chile.

Fotografía: Quimantú

La jornada conmemorativa también contó con el despliegue de un monumental lienzo desde el techo de dicha casa de estudios, en donde también se aprovechó de distribuir gratuitamente miles de ejemplares de “El socialismo y el hombre en Cuba” —aquella célebre carta escrita durante 1965 por el Che y dirigida hacia Carlos Quijano, en aquel entonces director del semanario uruguayo Marcha— a los asistentes y transeúntes presentes, ejemplares que hasta el día de hoy, siguen siendo distribuidos por entre distintas escuelas y universidades, lugares de trabajo y organizaciones sociales, tanto en la Región Metropolitana como en otras regiones.

En total, se imprimieron 10.000 ejemplares de “El socialismo y el hombre en Cuba”, siendo todo esto producto de un esfuerzo mancomunado de semanas, que de manera autónoma y autogestionada, fue desarrollado a pulso por diversas organizaciones territoriales, estudiantiles así como vinculadas al ámbito editorial popular.

La iniciativa busca potenciar y multiplicar los espacios reflexivos y discusión en torno a las diversas experiencias revolucionarias de las que fue parte el Che durante en su vida rebelde, heroica, digna y más vigente que nunca.

Puesto que hacer de una carta, uno de los mensajes más vibrantes hacia la humanidad que se hayan escrito durante el último tiempo, y que hasta el día de hoy, éste mantenga pleno sentido y vigencia, es una de las tantas obras de quien, siendo un auténtico patrimonio de Nuestra América, con su ejemplo de arrojo y valentía, se hizo universal para los pueblos pobres del mundo.

No obstante, cabe dar cuenta de lo paradójico que es realizar una jornada conmemorativa con motivo de su caída, puesto que como cualquier jornada de ese carácter en las que tanto encuentra su razón de ser la izquierda local actualmente, asumámoslo, se podría haber terminado rindiéndole culto a una idealización del Che, o finalmente, en medio de una cínica nostalgia, desentendernos de una reflexión crítica, profunda y prepositiva en torno a la enorme obra del Che, así como también y consecuentemente, en relación a nuestros propios procesos de encuentro, organización y construcción.

Consideramos pues, que aquel reconocido primer plano con la boina militar de la estrella y mirada perdida, ha silenciado aquel muchacho que alguna vez hizo creer a su familia que se matricularía de ingeniero, pero que, finalmente, optó por Medicina; ha relegado también la riqueza de sus incertidumbres durante el viaje en motocicleta por América Latina, ha desconocido su ayuda humanitaria en Guatemala, que le llevó inclusive a figurar entre los condenados a muerte; ha ocultado las ricas experiencias durante sus desempeños como presidente en el Banco Nacional de Cuba o luego, como Ministro de Industrias, en donde como era de esperar, hizo constantes críticas prepositivas al proceso del que era parte, las que todavía muestran notable validez.

Del mismo modo, puede que el mismo primer plano puede que haya disimulado aquel dramático momento en donde le enrostró a toda la izquierda internacional su cruel indiferencia durante la guerra que azotó al valeroso pueblo de Vietnam, pues como expresó, no se trataba sólo de desearle éxitos al agredido, sino de correr la misma suerte; acompañarlo a la muerte o a la victoria.

¿Acaso ésta interpelación no toma especial fuerza el día de hoy en Nuestra América y el mundo?

Sin haber agotado las tantas coyunturas de las que el Che nos dejó lecciones, creemos a fin de cuentas que aquella descuidada apreciación de su obra, niega explícitamente el valor de su heterodoxo itinerario, no sólo como como Comandante, sino particularmente como Ernesto. A saber, omite que amó y fue amado, que río, lloró, como también en más de alguna ocasión pudo haber tropezado, hechos consustanciales del cotidiano para todos los hombres y las mujeres, especialmente para quienes consignan su vida a la Revolución.

De esta manera, nos preguntamos cómo es posible tan sólo conmemorarle, habiendo tanto por hacer y quedándonos tanto por tomar en cuenta de sus heroicas gestas, de aquellos incontables sueños hechos carne y huesos. Consideramos entonces, que el genuino homenaje no puede realizarse a través de hechos eventuales ni mucho menos, sino que constantemente a través de nuestra práctica cotidiana.

Cabe señalar por último, que realizado el homenaje, al día siguiente la prensa oficial tan reaccionaria como de costumbre no tardó en denostarlo, enfatizando el hecho de haber sido una actividad no autorizada por el plantel de la Casa de estudios, y  que además, su misma Federación de Estudiantes se desmarcaba del hecho. Al respecto, no está demás decir que un homenaje para alguien como el Che, no requiere de autorización alguna. Asimismo, como alguna vez bien señaló Eduardo Galeano, sabemos que cuanto más insultan, manipulan o traicionan al Che, más nace. A saber, él es el más nacedor de todos. 


Una de las fotografías que circuló por diversos medios de prensa oficiales.

Por Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo

11 sept 2017

Patricia Tagle sobre Pablo de Rokha: “escribió con lenguaje universal pero centrando su expresión y emoción poética en su pueblo”

El 18 de agosto del presente año tuvo lugar la tercera jornada de los Conversatorios Rokhianos, denominada "La importancia del clan de Rokha en las artes nacionales", instancia en la cual la expositora a cargo fue Patricia Tagle, artista visual, nieta de Pablo de Rokha y actual Directora Ejecutiva de la Fundación de Rokha, la misma a cargo de la organización de los conversatorios. A continuación reproducimos su ponencia. 

Familia de Rokha, de derecha a izquierda: Carlos de Rokha, José de Rokha, Laura de Rokha, Winétt de Rokha, Flor de Rokha, Pablo de Rokha y Pablo de Rokha (hijo). Fotografía: Fundación de Rokha.

La importancia del clan de Rokha en las artes nacionales 

Por Patricia Tagle de Rokha

Comenzaré anticipándoles de la emoción que en mí va provocando cada día el interés que despierta en las nuevas generaciones la obra del poeta Pablo de Rokha. Es como una gran explosión o un estallido de justicia, porque sus escritos, poemas y artículos fueron dejados por él como una herencia a su pueblo. 

Escuchando el sonido que le trasmitía el cosmos, escribió con lenguaje universal, pero centrando su expresión y emoción poética en su pueblo como artífice y protagonista de la tragedia que le tocaba vivir. 

Él escribe sus grandes poemas sobre la historia de guerras exterminadoras entre los hombres, por las ideologías, por la posesión de las tierras, y la culpa que le cabía a la religión por esas perturbaciones mentales. El hombre enfrentado al hombre y la crueldad con que lucha por el poder. Navegarán los barcos incitados por el descubrimiento y conquista de nuevos mundos, las especias, el oro y en definitiva, por la dominación, ante una naturaleza hostil, fría y desconocida, y en el afán de sobrevivir, va destruyendo a todo el que se opone, y es al más débil a quien se somete y se esclaviza de diversas y crueles formas. 

En relación a su país, la tragedia de Arauco, las minas de Chile, la población callampa, la erosión territorial de Chile, las escuelas primarias, nada escapa a su atención. Su afán por defender a los pobres y castigar a los poderosos parece una obsesión, completamente justificada, porque donde vaya recorriendo todo el país encuentra la miseria en contraposición a la extrema riqueza. 

¿Cuál es el origen de todo este estremecimiento que va transformando a este hombre en un guerrero de la poesía? 

Su niñez ha sido libre y feliz. Nacido en Licantén, entre el río y el mar, ha ido conociendo desde muy pequeño el mundo rural, observando el trato que se da a las pobres gentes de su pueblo. Todos abusan de su miseria e ignorancia, sin embargo él irá descubriendo el genio del pueblo a través de sus viajes desde los cinco años, cuando se hace necesario amarrarlo al caballo para sostenerlo ya que es su padre quien toma las determinaciones y su pequeño hijo debe acompañarlo dejando herida en el corazón a la madre, porque en Licantén domina un feudalismo patriarcal.

Estos viajes hacia la cordillera y hasta la frontera, los realiza su padre, como jefe de resguardos cordilleranos. Largos viajes que duran desde 4 hasta 5 meses. Su padre comanda un equipo de peones y arrieros, todos a caballo con revólver, y mulas con las alforjas cargadas con alimentos para el viaje. El camino es peligroso, se encuentran con maleantes, bandoleros y cuatreros. 

“Levántate, dice mi padre, son las 3 de la mañana, caramba la laya de hombre…” Este hombre al que se refiere don Ignacio tiene unos 7 años y ya ha realizado otros viajes junto a ese grupo, y los ayudantes de su padre lo estiman y lo respetan. “Me calzo con orgullo las botas, las espuelas, la manta y el sombrero con fiador, asegurando el puñal a la cintura”, dice Pablo. 

Ya en la adolescencia ingresa al seminario conciliar de San Pelayo en Talca. Desde el tiempo de sus viajes a la cordillera con su padre, viene soñando que “emerge una figurita deliciosamente femenina y a la cual, sin haberla visto nunca, jamás nunca, la voy ciñendo de deseos tremendos y me parece que la hubiera conocido del infinito”. 

Mientras estudia, atormentado, por las conductas inútilmente estrictas que quebrantan su espíritu y su cuerpo, por hambre, y malos tratos, sueña con esa imagen femenina que ha de conocer y que será su único y gran amor. En relación a ello señala: “naturalmente, el seminario me fue horrible, porque el hambre llenó de horror la soledad aterradora; pero los complejos del látigo fueron la base de sangre ancestral de la angustia; naturalmente, no fue el dolor físico el que me socavó aplastándome, fue el dolor moral del castigo, el dolor moral de la tortura y la humillación sin límites, el dolor moral de las cadenas.”, señala Pablo.

Y sucede el milagro, ella es una poetisa culta y bella alegre y serena, Luisa Anabalón Sánderson que escribe con el seudónimo Juana Inés de la Cruz, le envía el primero y luego el segundo de sus libros publicados a Talca, donde Pablo de Rokha se hace cargo de los últimos negocios de cosechas, contratos ventas y vendimias de vinos, de su padre que, acorralado por acreedores y prestamistas usurarios decide partir derrotado a la capital. 

Pablo de Rokha es un gran lector, devorador de las grandes obras escritas de todos los tiempos. Trabaja en “La razón”, diario masón y ateo. Durante un período se entrega a la vida bohemia, pronto descubrirá que nada de eso lo hace feliz, así reflexiona: 

“Aturdido en los comienzos ya me corroe la soledad y la desesperación se adueña de mi persona entre estas gentes que no entiendo y no me entienden. La vida bohemia que estimo que hacemos, me parece idiota e imbéciles estos versificadores de un lenguaje sin linaje, que yo no poseo, pero que yo presiento con el corazón de la inteligencia, en aquella inquietud tremenda que me acongoja y me hace sentirme ridículo entre ridículos, e irresponsable entre irresponsables, horrorosamente irresponsables. Escribo El Alba gris y no publico nada. Además, mi formación humanística de ex católico me socava las entrañas y un poema, El Cristo nuevo, que refleja mi angustia, me expresa a medias, como en trance terrible de iluminación satánica, completamente fuera de foco para el medio tan turbio que me rodea”. A la sazón tiene 19 años.

“Yo, trágico, porque voy cruzando desesperado el estadio vital en que pretendo hablar, equivocado, sí, equivocado, más que la expresión de mi angustia en la belleza, la razón de mi angustia en la filosofía, sin comprender que así voy tallando mi estilo en las vísceras sicológicas.” 

Una vez concluidas las faenas del campo, viaja a Santiago y “atardeciendo” golpea la puerta de la casa de Luisa Victoria Anabalón Sánderson, quien será más adelante Winétt de Rokha, en la calle García Reyes #570, ubicada en Santiago.
“En este instante del Gólgota suena la puerta, porque golpean con violencia de trinchera su maderamen de barco sin agua, en la oquedad de los hogares desocupados y el cartero me da un envío: Lo que me dijo el silencio. Yo leo, hojeo interesándome, de repente me hago dueño de mi alma y mirando el retrato, le digo a Mejías: me voy a Santiago a casarme con ella.”

El padre de Luisa, el general Indalecio Anabalón, no acepta a este campesino estrafalario que quiere contraer matrimonio con su hija, a quien pretenden jóvenes de la más “alta condición social”, pero como siempre, el amor es más fuerte y destruye todas las barreras. Se casan en Santiago el 25 de octubre de 1916. 

Viaja con Winétt hacia Talca y Licantén a disfrutar su luna de miel, allá se quedan un largo tiempo. Ambos dan clases en una escuela rural, luego de trabajar para un latifundista en cuya hacienda, Pablo tiene órdenes de dar las peores raciones a los peones y de acuerdo consigo mismo, les da las mejores, les presta bueyes, no multa a nadie y cuando es interpelado por el “macho blanco” un soplón y sirviente del patrón, luego de dejarle las cosas muy claras e insultarlo por ser lo que es, le da una bofetada al tiempo que, el patán está por sacar el cuchillo. 

“Hijos míos —predica el padre Mateo—, hijos míos, este es un valle de lágrimas y por él va el ciervo de Dios sufriendo y llorando, todos padecen por igual, el rico y el pobre, porque la justicia del Señor quiere que haya ricos y haya pobres, pero, en el cielo, el rico y el pobre estarán juntos, resignaos pues, hijos míos…” 

La mayor parte del tiempo libre, Pablo y Winétt se entregan a la lectura de las grandes obras escritas de todos los tiempos. En ocasiones, Winétt toca el piano. En Valparaíso nace Carlos, hasta aquí sólo eran una pareja de enamorados, ahora son tres, luego serán cuatro, cinco, seis, siete, ocho y nueve hijos e hijas. Dos fallecerán a temprana edad dejando desolados a sus padres y hermanos. 

La vida de los de Rokha sigue su curso como los ríos, que no pueden detenerse, deben alimentar a sus hijos y sólo saben que su destino es escribir. Es por eso que considerando que el estilo y el carácter de Pablo de Rokha ya está generando enemigos, que se sienten humillados e insultados por las críticas a la hipocresía presente en sus obras, así como por su lenguaje claro y veraz a la hora de enrostrarlos. De esta forma termina viéndose impelido a editar sus propios libros y continúa viajando por todo el país, vendiéndolos y mandando dinero a Winétt para la alimentación de la familia. 

En sus viajes, Pablo de Rokha se relaciona con representantes de altos estamentos como militares, médicos, notarios, terratenientes y políticos. Vende sus libros que echan fuego negro a compradores que, atemorizados mientras escuchan la voz atronadora apasionada y convincente del poeta, compran el libro como quien compra una bomba a punto de estallar.

De ahí se dirigirá a comer en alguna humilde casa de comidas donde la señora Rosita, María, o Juanita, cocina las mejores “guatitas” de la región y así seguirá la huella que lo identifica con su pueblo. Con estas personas humildes se siente bien, conversa, aprende y enseña. 

En ocasiones viaja toda la familia, en largos viajes que llegan a durar un año. Entretanto van creciendo y transformándose sus hijos e hijas en jóvenes artistas. 

Carlos es poeta con estilo y alma de poeta. 

Lukó es una joven pintora. 

José es un joven pintor.

Juana Inés canta como una diosa. 

Pablo es un adolescente. 

Laura y flor son dos niñitas. 

Los hijos mayores se ocupan de vender la revista “Multitud”, mientras se entregan a sus propias creaciones, mismas que son publicadas en la revista, que dirigen su padre y su madre. Esta última realiza los envíos al exterior y escribe a intelectuales y amigos que habitan otros países. 

“En fin, las campañas democráticas de Multitud han repercutido continentalmente y yo soy invitado por las cátedras universitarias de los Estados Unidos de Norteamérica.”

“Posiblemente la publicación de Los tres —Huidobro, de Rokha y Neruda—, el gran ensayo de Mafhud Massis y la apreciación crítica más lograda de los últimos años en Chile en el terreno de la vida artística, correspondió en el terreno de la vida política a los cien editoriales de Multitud, a las sesenta o setenta conferencias de combate antifascista y a los mil artículos polémicos que publiqué en un decenio, y aquello bien sumado a la Cátedra de estética, caldeada de investigación histórica y de posición política, y a la oratoria de asamblea, rigurosa y dialécticamente bien fundada ya haya determinado el que yo, cargado de todos aquellos valores consagratorios que no se borran con babas, encima del espinazo no doblegado, posea un nombre ya prócer en Hispanoamérica, lo cual originaría la audiencia a la que me invita el Presidente Juan Antonio Ríos para decirme que el gobierno me designa en misión cultural por el continente… un día oscuro y estelar de comienzos de otoño en 1944.” 

Al llegar este crucial momento Pablo de Rokha ya ha publicado “Versos de infancia” (1916), “El folletín del diablo” (1916-1922), “Los gemidos” (1922), “Cosmogonía” (1922-1927), “U” (1927), “Satanás” (1927), “Ecuación” (1929), “Suramérica” (1927), “Escritura de Raimundo Contreras” (1929), “El canto de hoy” (1930-1932), “Canto de trinchera” (1933), “Jesucristo” (1930-1933), “Los trece” (1934-1935), “Oda a la memoria de Gorki” (1936), “Moisés” (1937), “Gran temperatura” (1937), “Imprecación a la bestia fascista” (1937), “Cinco cantos rojos” (1938), “Morfología del espanto” (1942) y “Canto al ejército rojo” (1944). 

Se puede comprender que a esas alturas con todos esos libros publicados, Pablo de Rokha sea ya, sin duda un poeta importante en la literatura nacional. 

En este largo viaje que emprenden, durante el cual Winett y Pablo de Rokha dan conferencias y entrevistas, leen sus poemas en diversas entidades culturales y universidades, mientras recorren diversos países de América Latina, tales como Perú, Ecuador, México, Cuba Guatemala, Costa Rica, Panamá, y Bolivia, van estableciendo relaciones de amistad y reconociendo sitios históricos sobre los cuales han estudiado. En todos esos países hay miseria, hambre y crueldad.


Norteamérica es el imperio capitalista, ahí los impacta el pueblo negro y su tragedia: “cargados de medallas y condecoraciones, los soldados negros, lanzados y utilizados contra el Eje como héroes, reciben la patada nacional, del desprecio al retorno” […] “por lo que damos la lectura de poemas en la Universidad negra de Washington, la Universidad Negra de Howard la más negra de todas las Universidades de Norteamérica”. 

En tanto H.R. Hays, profesor y editor de la Universidad de Yale, a propósito de una antología dirigida por él donde destacan César Vallejo, Jorge Luis Borges, Huidobro, de Rokha, Neruda y otros, dice de él: 

“Pablo de Rokha es el centro de tormenta de la poesía de América”. 

En Santiago, ha quedado en la casa de los padres Lukó de Rokha y su marido, el poeta Mafhud Massís, con su primer hijo Pablo Antonio, a cargo de Laura y Flor, las más pequeñas, junto a Pablo que ya es un adolescente. 

Juana Inés de Rokha se ha casado con el poeta Julio Tagle y ya tienen sus primeras dos hijas, Sonia y yo. Cuando se acerca el retorno a Chile de Pablo y Winétt de Rokha, el país ha tomado otro rumbo. Pablo corre peligro con el nuevo gobierno de Gabriel González Videla, a causa de sus posiciones políticas. Alertados, deciden quedarse en Uruguay, para esto y tratándose ya de un verdadero “clan”, mi abuelo manda a buscar a sus hijas junto a sus maridos e hijos. 

Laurita Flor y Pablo César, viajan en tren a reunirse con sus hermanos, el poeta Carlos de Rokha y el pintor José de Rokha, quienes ya llevan mucho tiempo recorriendo Argentina y Uruguay, dándose a conocer, vendiendo cuadros y libros, dictando conferencias y exponiendo sus ideas artísticas y políticas, exponiendo sus obras y dando entrevistas. 

Museos de muchas ciudades de Argentina adquirieron los cuadros de José de Rokha en aquellos prolongados viajes. Toda la familia de Rokha viaja a Uruguay. En Montevideo pasan un largo tiempo y todos adoran el lugar: sus playas, los amigos y el clima cálido para los niños que acogen. 

Pablo viaja con sus yernos. Vende libros y cuadros de Lukó y José. Pero deben partir hacia Argentina porque Pablo de Rokha ha tenido un accidente que le ha hecho daño en un pie, debe reposar y no puede trabajar con la intensidad de siempre. 

En las afueras de Buenos Aires, un gran amigo les ha facilitado su hacienda para permanecer el tiempo necesario para recuperarse totalmente. Una vez restablecido se trasladan a la ciudad de Córdoba. 

La historia de los viajes, aventuras y actividades de los artistas de Rokha se vuelve interminable y cuando se quiere dar una semblanza de esas trayectorias, entonces descubrimos que debemos detenernos, para continuar quizás, en otro momento. 

La importancia del clan de Rokha en las Artes nacionales es que, esta familia de artistas, los hijos de Pablo y Winétt de Rokha, multiplicaron la genética al casarse ellos y ellas con otros y otras artistas. Todos ellos se hicieron adultos, siguieron viajando, dejando una huella cultural imposible de borrar. 

En el año 1951 fallece Winett, después de un largo sufrimiento que se desencadena en un cáncer terminal y todo adquiere el aspecto fantasmal del drama. Acuden sus hijos e hijas con sus hijos para acompañar a su padre, que está profundamente afectado.
En el año 1953 publica “Fuego Negro” en memoria de Winétt e “Idioma del mundo” en 1958, con el poema La gran congoja o el lenguaje inexorable, que consta de tres cantos y dedicado también a Winétt, entre otras prosas de corte social, además de otras obras publicadas, antes de su muerte y posterior a ella.

Nunca se repone de la pérdida de su mujer pero incansablemente continúa en sus viajes vendiendo libros suyos, de Winétt y Carlos, así como cuadros de José y Lukó. 

En los años sesenta recibe una invitación de la República popular China, en donde permanece seis meses junto a su hijo Pablo que lo acompaña y escribe 50 poemas dedicados al pueblo chino, que se leen traducidos en las radios del gigante asiático durante años. Pablo de Rokha, admirador del proceso social chino, ha establecido relaciones entre ellos y Chile, colaborando a establecer la Embajada China en Chile. 

Hasta aquí los hijos de los de Rokha, que se multiplicaron en hijos, nietos y bisnietos. Algunos de ellos han continuado la línea artística. 

Creo haber dado a conocer la descendencia de Pablo y Winétt de Rokha, que se amaron tanto, fueron tan amigos, compartieron tantos sueños, trabajaron y siempre juntos resistieron todos los avatares de la difícil vida del arte, en su condición de seres libres. 

Hasta aquí la historia de su descendencia. Nosotros, sus descendientes, no nos hemos desligado nunca de nuestros ancestros, porque nos conducen por las rutas profundas del alma que nos lleva a conocernos, y como la obra escrita, es la verdad poética de quienes tenían el don de expresar su mundo interior en forma tal, que las grandes tragedias personales y sociales las sufrimos, las vivimos y entendemos en un lenguaje que nos dice que así fue, y que no podía serlo de otra manera porque así es la vida y el destino, pero la forma de expresarlo es de una inmensa belleza.
“La unidad es mi estilo, pero mi estilo, es la expresión de lo que nadie conoce, por ejemplo, un león imperial que discute a Kant y usa revólver, un potro en las tinieblas, un tigre furioso porque el asno de la vecindad se le arrancó con su querida”, dice Pablo de Rokha en su libro “Morfología del espanto” recientemente publicado por Editorial Quimantú. 

Luego de estos trazos, pinceladas que recorren esta tela cargada de colores imaginarios en la historia de los artistas de mi familia tan admirados por mí, que ocupan gran parte de mi vida cotidiana, con seriedad y responsabilidad desde el día que junto con algunos amigos creamos la Fundación de Rokha. 

Al día de hoy, jóvenes artistas nacionales acuden a nosotros buscando colaboración para sus proyectos de teatro con tecnologías modernas, de danza, música y acciones callejeras, quienes han encontrado la inspiración en los poemas de Pablo de Rokha, lo que nos estimula para apoyarlos. También los estudiosos de su obra filosófica, traductores para Winétt y Carlos de Rokha en Norteamérica. 

Este año hemos presentado tres proyectos al Fondo del libro y la lectura del Ministerio de la Cultura. Esperamos con ansias que se comprenda cuán importante es la difusión de la obra de los de Rokha ya que sus lectores acusan la imposibilidad de encontrar sus obras.

El 14 de octubre se presenta en Talca y Licantén después de varios años de asistir y participar como Fundación de Rokha el Festival de Rock y poesía Pablo de Rokha. 

Cabe señalar por último, que la Editorial Quimantú y Fundación de Rokha, junto a la Biblioteca Popular San Ricardo, el Centro de Familia del Jardín Atipiri, Editorial Isi Cartonera, Talleres Libres Veintiséis de enero, presentarán el sábado 21 de octubre un festival denominado “De Rokha al sistema”, en el cual además de presentarse el libro “Estilo de msas”, contará con talleres, feria libre y editorial, pasacalles y olla común, entre diversas actividades. Todo esto en la población Pablo de Rokha, ubicada en la comuna de La Pintana.


Edición a cargo de Ignacio Andrés
América Leatina desde Abajo